Con 5-3, todo a favor, Carlos Alcaraz se enreda en sí mismo. Tiene a su alcance un remate aparentemente fácil y son tantos los recursos que no sabe qué hacer. En esas décimas de segundo en las que tiene que decidir, elige mal. El remate no solo no pasa la red, sino que golpea bastante antes en su campo que en el contrario. Se lleva los brazos a las orejas, tapándose el rostro del bochorno de fallar lo que no debería haber fallado. Pero todo tiene su explicación. Y es lo que define a Alcaraz y lo que lo ha impulsado hasta esta situación de privilegio entre los más grandes. «Muchas veces debería jugar más al tiro efectivo, a lo seguro, a lo que requiere el partido. Pero a veces elijo eso porque estoy nervioso e incluso aparece una sonrisa en mi cara cuando hago algún desastre. En ese momento estaba muy tranquilo. Sentía que podía hacer, ya sabes, este tipo de tomas. Tengo la confianza de que cuando vaya a realizar este tipo de tiros, creo que así será. A veces, como digo, es un desastre. A veces ese punto divertido, ese hot shot, me ayuda a relajarme, a estar disfrutando del partido, de jugar ese momento y gracias a ello despliego mi mejor tenis», aceptaba el murciano, sin perder la sonrisa. «Sí, a veces es difícil hacer los golpes fácilesA lo mejor maduro y esto se acaba, pero vamos a seguir disfrutando de lo que nos gusta: divertirnos, buscar los golpes complicados», proseguía. Ha entrado en ese punto en el que todo pasa por él, por lo que él decida hacer en cada momento. Y fue gracias, precisamente, a que se vio contra la espada y la pared en el partido contra Frances Tiafoe y decidió saltarse los plazos de adaptación a la hierba y dejarse llevar por lo que le pedía el cuerpo: «Hubo un punto clave: Frances Tiafoe. Al final del tercer set y en el cuarto, que me veía casi perdido, me dije 'o todo o nada'. Cuando empezaba a resbalar controladamente y me sentía bien, cogí mucha confianza y en los siguientes partidos resbalaba de manera natural. Es una ventaja poder resbalar en hierba y agradezco que haya pasado pronto». También ante Medvedev ha sentido nervios, pero ha sido capaz de apaciguarlos después de un set que se enredó del todo en el tie break. «En Roland Garros quizá no hablé de los nervios, pero estaban ahí. Quizá los controlé un poco mejor excepto en la final que me pasaron factura los primeros sets. En Wimbledon, jugar en la pista central me genera un poquito más de nervios por cómo es el torneo, cómo veo yo la pista central y el torneo, que lo veo diferente a otros. Pero es algo que estamos trabajando. Los nervios controlados son buenos y necesarios. Si no sabes cómo gestionarlos juegan en tu contra. Me han costado un poquito en el primer set, me ha faltado gestionarlos mejor para poder ganar el primer set, pero después sí que lo he sabido gestionar mejor», explicaba. Los habrá de todos los colores en estas horas previas al domingo y también cuando entre por última vez este año en la Catedral de Wimbledon. Por el momento, se siente segurísimo de lo que hace, de lo que ha desarrollado en estos seis partidos anteriores, de lo que todavía es capaz de hacer. De ahí que no tenga miedo de quién esté al otro lado de la red. Por mucho que Novak Djokovic haya firmado una gesta de las suyas y, después de operarse la rodilla por un desgarro en el menisco hace un mes, esté en la final de Wimbledon para retarlo con una cuenta pendiente dolorosa para el serbio. «Djokovic sabe mucho mejor que yo jugar una final de Wimbledon y de Grand Slams. Está mucho más preparado en ese sentido que yo. Pero creo en mí mismo, en el nivel que estoy jugando, creo que voy a ganar, eso está en mi cabeza. Hasta el domingo voy a tener nervios, pero sé lo que es estar en esta posición, sé cómo tengo que lidiar con todo lo que va pasar hasta el momento de la final. Sé lo que tengo que hacer», comentaba sobre sus posibilidades. «Con la rodilla de Djokovic puede que me vean favorito, pero si está en una final es porque tenística y físicamente está en un nivel muy alto. No me considero favorito, en una final ya no veo favoritos. Veremos quién juega mejor ese partido y lidia mejor con las situaciones. Pero sí me veo capacitado para jugar mejor que él el domingo».