Se decía a modo de broma, pero es para empezar a pensar si la cosa va en serio. A
Harry Kane parece perseguirle una maldición, pues en toda su carrera profesional no ha sido capaz de levantar ningún título, siendo la última decepción seguramente la más amarga, al caer
Inglaterra en la final de la
Eurocopa frente a
España.
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