La selección española no solo estuvo arropada en el Olímpico de Berlín . Todas las ciudades, capitales y barrios del país disfrutaron, sufrieron y jalearon al combinado de Luis de la Fuente . Al grito de «yo soy español, español, español», millones de compatriotas se juntaron para animar desde la lejanía a los suyos ante Inglaterra. No obstante, no todo fueron gritos de ánimo. Pamplona aprovechó el evento para reivindicar su independentismo. Fue en el cierre de la festividad de San Fermín, en la plaza de toros, con el recinto lleno y los aficionados de blanco y rojo vitoreando a los toreros Antonio Ferrera, Manuel Escribano y Jesús Enrique Colombo. En una zona donde había un gran número de banderas navarras y vascas se desplegaron dos lonas que formaban cuatro palabras con un claro mensaje: «Puta España, puta Selección» . Aunque pronto se retiraron las pancartas, mientras los toreros hacían el paseíllo, quedó claro un mensaje que fue en consonancia con otras proclamas independentistas que se suelen colar en los Sanfermines habitualmente. Todo lo contrario que en Barcelona , donde el Ayuntamiento acabó claudicando a las peticiones de la plataforma 'Barcelona con la Selección' y accedió a montar una pantalla gigante en la céntrica Plaza Cataluña. Sin rastro de ningún político de Junts, ERC o Barcelona en Comú, varios representantes de Vox (Joan Garriga, Alberto Tarradas y Julia Calvet) y del PP (Daniel Sirera) quisieron participar de la fiesta, que congregó a 4.500 seguidores, aproximadamente. La organización juvenil 'S'ha acabat', que secunda los valores de la constitución española, animaron los prolegómenos. Ausencia de incidentes durante el partido y al final, y muchos gritos de 'viva España', con presencia de turistas y extranjeros, que aprovecharon la suave temperatura para disfrutar del espectáculo a la intemperie. Xavier García Albiol , alcalde de Badalona, publicaba vídeos en las redes del seguimiento en la plaza President Tarradellas de su municipio, que congregó 30.000 vecinos. Salvador Illa , del PSC, publicó una foto viendo en partido en el sofá de su casa, lugar escogido, descartando reunirse con los aficionados en la calle. Explosión de júbilo con el gol de Nico Williams y más gritos de «yo soy español, español, español», cántico que se puso de moda durante el Mundial de Sudáfrica, en 2010. Los escasos ingleses que se atrevieron a acercarse a la pantalla gigante en Barcelona celebraron el gol de Palmer sin que ningún aficionado de los nuestros les censurasen el festejo. «Lamine Yamal, Lamine Yamal, cada día te quiero te más» , coreaba la céntrica plaza barcelonesa cada vez que el de Mataró tocaba la pelota. Y ovación cuando fue sustituido. España acababa de ponerse por delante en el marcador con el gol de Oyarzabal . Con el pitido final, locura absoluta, lanzamiento de fuegos artificiales y una petición pública del PP: que Barcelona reciba a la plantilla y se exponga la copa en la capital catalana. La plaza de Colón, en Madrid, también fue un hervidero de seguidores españoles, dispuestos a animar a España. Manos en la cabeza con el disparo de Lamine Yamal en el minuto 81, con el empate a uno, que podía haber decidido la final. Banderas españolas y camisetas rojas teñían la capital, que también montó una pantalla gigante en Madrid Río. El gol de Oyarzabal desató la euforia, con la mayoría de los seguidores levantando cuatro dedos al cielo, la cantidad de títulos continentales que tenemos.