Enero de 1967. Gélido frío el que hacía en Madrid. Pero en el subsuelo, eso no se notaba. Y allí, en las entrañas de la ciudad, estaba a punto de producirse un acontecimiento único: un vehículo automotor de Renfe recorría por primera vez los siete kilómetros del 'túnel de la risa', cargado de visitantes e informadores que disfrutaron del espectáculo de las instalaciones. No era tema baladí: hacía algo más de 30 años que se habían iniciado los trabajos para su construcción, en tiempos de la II República. Dicen quienes saben que al 'túnel de la risa' se le comenzó a llamar así por una atracción de feria muy en boga en la época, que se llamaba 'tubo de la...
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