Ana no olvidará nunca su experiencia como estudiante en Santiago de Compostela. «Un día, de repente, la pared se infló por el agua. Se inundó. Eso no era una humedad, era una avería en el edificio» . Casos como el de esta joven se repiten cada año en las viviendas que alquilan los jóvenes para cursar sus estudios universitarios. Por ello, desde el Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia (COAFGA) alertan de que muchos de estos inmuebles están en malas condiciones y no cumplen con las condiciones mínimas de habitabilidad , que incluyen los suministros básicos (gas, electricidad, agua y, más recientemente, Internet) y la ausencia de humedades y daños estructurales. Teresa Suárez, presidenta de COAFGA, aclara que este es «un problema compartido por las ciudades del entorno estudiantil», aunque «más llamativo en Santiago» por su mayor número de plazas universitarias y la falta de viviendas, lo que lleva a algunos jóvenes a aceptar estos pisos por «temor» a verse sin un techo . Ante este tipo de incidencias, los estudiantes tienen como primera opción el contactar con el propietario del piso o la inmobiliaria que lo gestiona, aunque la reparación no siempre es inmediata. «Avisamos a la inmobiliaria y vinieron a arreglarlo en verano. Lo que hicieron fue agujerear la pared que estaba entre el baño y un dormitorio. Lo dejaron abierto meses. Te ibas a duchar y si había una persona durmiendo en la habitación, le llegaba, la luz, el vapor, todo. Tuvimos que taparlo con un paño de cocina», recuerda Ana. Finalmente se tapó el agujero, aunque los problemas no cesaron. «Del agujero empezaron a salir humedades. La pared estaba de color negro de toda la humedad que había . Durante tres años, nadie la limpió. Me fui y seguía ahí». Desde la Asociación Galega de Inmobiliarias (AGALIN) reconocen que las humedades son el principal problema con los que se encuentran los estudiantes. Vicente Martínez, secretario de la asociación y gerente de Apóstol Inmobiliaria, aclara que la mayoría se corrigen con ventilación y sencillos tratamientos que pueden aplicar los inquilinos. Una actuación que en ocasiones no es posible llevar a cabo. «Qué ventana voy a abrir en una habitación que está congelada. Era un piso en el que los días más fríos llegaba a doce grados» , aclara Ana. Vicente Martínez insiste en que las reparaciones más profundas, como pueden ser los reacondicionamientos de fachadas, se realizan en periodos vacacionales como el verano, las Navidades o Semana Santa para no molestar a los estudiantes. En todo caso, las inmobiliarias, añade el secretario de AGALIN, trasladan recomendaciones a los propietarios para que mejoren la habitabilidad de sus pisos e, incluso, pueden rechazar incluir pisos en su cartera de clientes si no cumplen unos mínimos . Además, muchos propietarios están remodelando sus propiedades de cara a ofertarlas en julio y agosto como viviendas de uso turístico, por lo que el cuidado es cada vez mayor. COAFGA comparte una serie de recomendaciones a la hora de buscar piso, entre las que se encuentran comprobar el estado de las instalaciones, asegurarse de que no existen desperfectos, exigir el Certificado Energético de la Vivienda y realizar fotografías para comparar el estado del piso antes y después de la extinción del contrato. Teresa Suárez, presidenta del colegio, recuerda que «los estudiantes tienen tanto derechos como obligaciones como arrendatarios». Obligaciones que incluyen el cuidado del estado de los pisos y no perjudicar el descanso de los vecinos . Los ruidos y las fiestas de los estudiantes son las principales quejas que reciben las inmobiliarias, aunque estas suelen concentrarse «en las primeras semanas de septiembre y febrero», coincidiendo con el comienzo de ambos cuatrimestres, puntualiza Vicente Martínez. Casos «puntuales» que no suelen llegar a más tras la primera visita de la Policía Local.
