Caleruega y Cilleruelo de Arriba: los desconocidos pueblos malvas de Burgos
La
floración de la lavanda es un auténtico regalo para los sentidos. De un tiempo
a esta parte, visitar los campos malvas se ha convertido en un reclamo
turístico al que pocos pueden resistirse. El bonito color púrpura de la
flor de esta planta, su inconfundible aroma que lo impregna todo de “olor a
limpio” y la belleza que confiere al paisaje convierten el mes de julio, cuando
comienzan a eclosionar, en el momento idóneo para disfrutar de esta maravillosa
estampa. De hecho, han proliferado los “Lavanda Fest”, que invitan a los
visitantes a vestirse de blanco y sumergirse en diferentes actividades con un
manto de flores moradas como telón de fondo.
Al
hablar de la denominada “Provenza española”, la mente de muchos turistas
se traslada inmediatamente a la localidad alcarreña de Brihuega o a Pedrezuela
de las Torres, un pueblo ubicado al este de Madrid, en la denominada Alcarria
Madrileña. Ambos destinos se convierten en un hervidero de gente desde que
esta bonita flor comienza a dejarse ver.
Sin
embargo, no son los únicos enclaves que ofrecen este espectáculo digno de
admiración. La provincia de Burgos cuenta con dos pueblos poco conocidos
que también cuentan con este privilegio: Caleruega y Cilleruelo de Arriba.
Conviene recordar sus nombres, ya que campos de lavanda hay muchos, pero sin
masificar, pocos. Y, además de brindar la posibilidad de disfrutar de los mares
violetas sin aglomeraciones, ambos destinos están rodeados de bodegas y
cuentan con un patrimonio sorprendente. ¡Sobran los motivos para anotarlos en
la lista de “imprescindibles” para visitar en estas fechas!
Caleruega
Ubicado
a solo 25 kilómetros de Aranda de Duero, Caleruega, que celebró su “Lavanda
Fest” el pasado fin de semana, es un pequeño paraíso incluido en la Red
Nacional de Pueblos Acogedores y distinguido como uno de los pueblos más
bonitos de España. Naturaleza inmensa, patrimonio sorprendente y bodegas que
elaboran un vino que recuerdan que se encuentra en la tierra de la Ribera del Duero
son solo algunos de sus innumerables atractivos.
La
música, el folclore, la magia, el humor, la artesanía, la gastronomía y los
paisajes teñidos de malva se dieron cita en este enclave los pasados 13 y 14 de
julio para deleite de turistas y lugareños. A pesar de que esta fiesta ha
concluido, los visitantes pueden continuar disfrutando de la inmersión en los
campos de lavanda y capturando con sus cámaras la belleza de este mágico
espectáculo durante todo el mes.
Un patrimonio inesperado
Lavandas
aparte, también resulta irresistible recorrer las rutas que atraviesan este
pueblo burgalés. Más allá de la belleza del campo perfectamente cepillado
de lavanda que rodea este lugar, Caleruega es un sueño para los amantes del
patrimonio inesperado y la Historia sorprendente. Desde
la iglesia románica de San Sebastián, donde se bautizó a Domingo de
Guzmán y cuya pila bautismal, sita ahora en el Monasterio de las MM Dominicas
de Santo Domingo el Real (Madrid), es en la que se bautiza a los miembros de la
Casa Real Española, al Real Monasterio de Santo Domingo de Guzmán, donde
se encuentra El Pocito, su lugar exacto de nacimiento, junto a un claustro del
románico tardío y expresiones góticas de altísimo valor. Todo escoltado por una
portada barroca de majestuosa belleza.
El Torreón de los Guzmán es otro de los puntos que se roba las miradas de los viajeros que llegan hasta aquí atraídos por la Historia y las huellas que ésta dejó en el municipio. Torre de vigilancia y defensa en tiempos de Reconquista, subirse sobre sus robustos muros del siglo XII, anexos al Convento de Santo Domingo, regala una espectacular vista del mar de lavanda que perfuma Caleruega.
Los
amantes del enoturismo, por su parte, encuentran en este pueblo plagado
de viñedos en lo alto de la Ribera del Duero, buen vino y buenas bodegas,
muchas de ellas con su encanto tradicional casi virgen. La preferida de muchos,
una cueva-bodega horadada en la roca por los romanos. El mayor tesoro
que queda en el despoblado San Martín de Bañuelos.
Cilleruelo de Arriba
Cilleruelo
no resulta menos apetecible. Es un pueblo discreto perdido en la comarca de
Arlanza, franqueado por la Sierra de la Demanda y la frescura sempiterna
del verano burgalés. Aquí, en medio de la belleza más silenciosa, puedes
despertar con el olor del descanso, el que emanan de los campos de lavanda al
amanecer, impregnándolo todo de un aroma y un aspecto impresionantes.
Para quienes deseen pasear entre lavandas y darse un baño de relax en estos infinitos mares violetas este es el destino perfecto. En Cilleruelo se celebra la lavanda desde que sale la primera flor (a finales de junio) hasta el 30 de agosto, con un montón de planes irresistibles. Desde sesiones de yoga entre lavandas (las próximas serán el 3, 10 y 17 de agosto) a un taller de fotografía infantil (20 y 27 de julio) o simplemente un paseo para perderse entre las infinitas hileras de flores y respirar el perfume de la tranquilidad.
La Fiesta de la Cosecha de la Lavanda
La cita importante llega, por primera vez este año, el 3 y 4 de agosto con la Fiesta de la Cosecha de la Lavanda. Un fin de semana en el que los yoguis podrán comenzar con el mejor plan mañanero, para después asistir a un taller floral, una cata de cervezas entre lavandas o, ya por la tarde, una visita al lagar del pueblo para terminar con una cata de vinos, organizada en colaboración con la Ruta del Vino del Arlanza, que culminará con un concierto al atardecer entre lavandas. Además, Aromáticas Cynol, la destilería del pueblo, ofrecerá jornadas de puertas abiertas; una oportunidad para conocer de cerca el proceso de extracción de los aceites de la lavanda con los que luego se elaboran desde ginebras y licores, a productos de alta cosmética natural entre los que hay aceites, aguas florales, hidratantes, perfumes, jabones...
Pero,
por si todo esto no fuera suficiente, en este pedacito de la comarca de Arlanza no solo se respira lavanda, también se
respira también Historia y Arte. El estilo gótico de
la portada de la Iglesia de Santa María de la Torre (XVII y XVIII) y la talla
de su Cristo Crucificado son dos buenas excusas para visitarlo en cualquier
época del año.
Caleruega y Cilleruelo de Arriba son dos pueblos mágicos y bastante desconocidos, ideales para dar rienda suelta a la tendencia de los planes rurales más chic y sumergirse en los campos de lavanda más impresionantes y descubrir auténticos tesoros de la geografía burgalesa. La píldora del descanso para unos días de verano apacibles y enriquecedores.