Dicen que el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes, y es cierto al menos para una generación, la de los menores de 25 años, que pusieron un paréntesis a la convulsa actualidad, a las guerras, a los intentos de magnicidio y a la política en general, para sucumbir a la alegría de unos chavales que todavía se divierten jugando al deporte rey como si nada más importara. Y, efectivamente, no hubo nada más importante para los jóvenes el domingo cuando la selección española se enfrentó y ganó a Jude Bellingham y los suyos. Contagiados por las ganas y el talento de Lamine Yamal, Nico Williams y compañía, las nuevas generaciones sintonizaron en masa La 1 para...
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