En 'La facultad de las cosas inútiles' (el Derecho, hoy, en todo Occidente) menciona Yuri Dombrovski un recuerdo que hizo sonreír a Stalin: en casa de Gorki, cuando el famoso encuentro con los escritores, «un viejo imbécil» se quejó: «El Glavlit ( organismo de la censura ) y los redactores son demasiado duros, camarada Stalin. Por ejemplo, usted, Iósif Vissariónovich, tiene la cara picada de viruela, pero nos prohíben mencionarlo«. Una broma, si nos atenemos al 'totalitarismo invertido' que nos hemos dado. El 'totalitarismo invertido' es un concepto de Sheldon S. Wolin para referirse a la cumbre del liberalismo político: el arte de moldear el apoyo de los ciudadanos sin permitirles gobernar. El pueblo reina, pero no gobierna. Es evolutivo,...
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