No soy aficionada al fútbol, pese a lo cual he devorado los partidos de nuestra selección, no solo porque representaba a España, sino porque con su juego nos hacía sentir orgullosos de pertenecer a esta gran nación. En más de un sentido. Una vez celebrada la merecida victoria, me pregunto por qué nuestros futbolistas son capaces de brillar juntos, priorizando al equipo sobre las legítimas aspiraciones de cada uno de sus integrantes, mientras nuestros políticos hacen en su mayoría exactamente lo contrario. En virtud de qué extraño prodigio esos chicos tan jóvenes comprenden a la perfección la importancia del trabajo en comú n y lo practican de manera natural, mientras en la esfera de lo público el último de los...
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