María Ángeles Martínez: «Es inconcebible, pero parece que para el Gobierno los empresarios estorbamos»
Tiene un carisma claro y visible. Está acostumbrada a estar siempre rodeada de hombres en el ámbito que se mueve, en el empresarial del automóvil. Le gusta más utilizar el nombre de empresaria que emprendedora. Nació fuera de Toledo y aunque conserva sus raíces y no lo olvida, se considera ya una toledana de pleno derecho después de 49 años viviendo en Toledo, concretamente en el barrio del polígono de Santa María de Benquerencia. Hablamos con María Ángeles Martínez Hurtado, (Buendía. Cuenca 1955), presidenta de la Cámara de Comercio de Toledo y miembro de Fedeto. -¿Desde cuándo lleva usted en Toledo, cómo fue venir aquí? -Llegué a Toledo muy jovencita. Ya conocía a Juanjo, mi esposo, con el que me casé sin haber cumplido los 20 años. Después de cursar estudios en La Paloma, trabajó en un concesionario de Peugeot en Madrid con un familiar y se hizo oficial de primera. Después, entró a trabajar en lo que inicialmente se llamó Stándard Eléctrica en Toledo, más tarde Alcatel. Llegó a mi pueblo con su coche -por aquél entonces pocos jóvenes lo tenían- y surgió un enamoramiento total, un flechazo vamos. Mi padre y mi madre tenían un comercio donde vendíamos de todo y hoy sería como un pequeño centro comercial. Ya sabe, por aquella época había que echar una mano y yo estaba acostumbrada a hacer de todo. Y en un momento determinado regenté con mi madre la centralita de teléfonos del pueblo, cuando aún no estaba el servicio automatizado. Estudié Bachillerato por libre en Cuenca gracias a una maestra muy maja. En un momento dado vivimos en Albacete. Habíamos pagado en mano un piso y un 124 de gama alta para la época. Solicitó Juanjo traslado y comenzamos a vivir en Toledo. Llegué embarazada de Roberto (que ahora tendría 49 años de no haber fallecido). Es decir, llevo aquí 49 años y estuve en mi tierra 19, de modo que me considero toledana a todos los efectos. -¿Cuál es su situación actual como empresaria? -Lo que antaño fue Talleres Bonilla pasó a llamarse Bonilla Motor. Estoy dada de alta y trabajo la jornada completa. Comenzamos Juanjo y yo con tres personas, paulatinamente fuimos incrementando la plantilla y actualmente somos 49 personas. Juanjo, que conocía de sobra el oficio, introdujo pronto la grúa, y a los dos o tres años nos ofrecen quedarnos con un concesionario de Peugeot. Así que somos en Toledo anteriores a Viñarás, el otro servicio de Peugeot en la capital regional. -¿Tenía antecedentes en el mundo empresarial? -Como le he dicho, mi madre tenía un comercio en el pueblo y sé lo que es trabajar desde muy pequeña. Llegar a esto ha sido todo rodado. Cuando empezamos, mi marido se encargaba de atender a los clientes, saludar, etc, y yo mismo los atendía. Incluso cogí la grúa en más de una ocasión. A veces cuento la anécdota de que en alguna ocasión me trajeron un coche y yo me atreví a decirles: «esto tiene pinta de ser de la junta de culata». A lo que me decían, «bueno, bueno, pero mejor llama a tu marido». -Preside la Cámara de Comercio. ¿Desde cuándo y qué función realiza? -Presido la Cámara de Comercio de Toledo desde hace 12 años y previamente formé parte del Comité de la Cámara cuando lo presidía Fernando Jerez, al que sustituí por razones institucionales. En noviembre de 2010, gobernando Zapatero, se da la noticia de que desaparecen las Cámaras de Comercio como institución de derecho público y es totalmente distinto a Fedeto. Nosotros estamos tutelados por la Consejería de Economía del Gobierno regional, y el cambio motivó un panorama distinto. Por ejemplo, se suprimen las cuotas. Personalmente y por aquella etapa terminé mi mandato por imperativo y vinieron dos legislaturas en las que fui elegida mediante votaciones. He sido la primera mujer en acceder a un puesto de esta índole y actualmente somos cuatro las mujeres que ocupamos este cargo en España. La Cámara es una institución de derecho público y todo aquel que realiza exportaciones necesita un certificado que solo ésta les puede facilitar. Pero algunas no supieron optimizar los recursos y se vinieron abajo o desaparecieron. En nuestra región solo funcionan las de Ciudad Real y Toledo. Guadalajara desapareció por problemas que aún persisten; Cuenca lleva cinco años paralizada y la de Albacete también desapareció dando en quiebra, aunque ahora ha vuelto a renacer. Desde el punto de vista personal, nunca he pasado el cargo de viaje alguno, ni he solicitado un céntimo. Ahora mismo somos 25 personas, aunque cuando tenemos programas cogemos a más personas para atenderlos debidamente. -¿La Cámara realiza cursos de formación? -Llevamos cuatro años destinando fondos europeos Feder para mejorar la sostenibilidad y todo se coordina desde la Cámara de España. Las líneas de actuación son innovación, digitalización e internacionalización, y llevamos en estos momentos más de 100.000 actuaciones cursadas. Somos el punto fuerte de las ferias internacionales existentes y para cualquier asunto relacionado con estos temas son las cámaras las que llevan la voz. Cuando vas a abrir una página web, por ejemplo, son ellos los que se encargan también de distribuir las subvenciones que corresponda. En planes de cualificación y empleo, nosotros hacemos primero la orientación y luego la formación según las necesidades de los potenciales trabajadores. En Toledo hace cuatro años fuimos los primeros con más de dos millones de euros en apostar por estos programas. -¿Cómo ve el futuro del coche eléctrico o de hidrógeno? -El futuro de los coches eléctricos está parado. Desde la Administración y Gobierno se empezó a decir que el diésel tenía los días contados sin saber por qué y eso perjudicó mucho. Luego, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, rectificó, pero el miedo y el mal ya estaban hechos. Y a partir de ahí empezó a decaer. Actualmente estamos en unos niveles de uso del 60 por ciento en coches de gasolina, un 30 de diésel y un diez de eléctricos. Eso está parado por la UE, ya que los 27 deben estar de acuerdo. En estos momentos Italia y Alemania han vuelto a apostar por el diésel y está paralizado. Es más, a nosotros nos preocupa el que ciertos modelos de diésel se hayan dejado de fabricar. El coche eléctrico tiene sus funciones, pero muy específicas. Creo que debió haber subvenciones. En la actualidad tenemos un parking nacional de más de un 40 por ciento de vehículos con más de 15 años que emiten CO2. Hay que invertir también en seguridad. Cualquiera no puede disponer de dos coches según para qué uso. De modo que debió haber subvenciones paralelas para adquirir el coche eléctrico y desprenderse del de combustión. -¿Existe el número de cargadores suficiente? -Conozco la anécdota de un conocido mío que empleó 19 horas en desplazarse desde Madrid a Huelva. No hay suficientes cargadores y bastantes de los que se anuncian o utilizan están fuera de servicio. Inventaron unas aplicaciones pero la mayoría no han servido. -¿Está de acuerdo con lo que se paga de impuestos y gravámenes? -Hubo muchos años que no se pagaba la matriculación de los coches. Después comenzó a pagarse… En fin, un ejemplo de lo que decíamos antes: podían haber eximido o disminuido el impuesto de circulación de los eléctricos bien a través del IRPF, de impuestos indirectos, algo. -¿Qué opina de la política del Gobierno de la nación en materia laboral? -Es inconcebible el panorama actual. Parece que para el Gobierno los empresarios estorbamos. El empleo lo crean los empresarios y a los pequeños autónomos no se les pueden hacer más daño del que se les está haciendo. Los empresarios y los trabajadores tenemos que ir al unísono. Es de cajón que el empresario crea empleo para obtener un beneficio. Es una desesperación la que tenemos cuando nos reunidos, analizamos los problemas y vemos el crecimiento del absentismo laboral. La gente se da de baja si sabe que no lo van a echar. Lo normal debía ser que nos moviéramos en un dos o un tres por ciento, pero realmente estamos llegando al catorce. Esto en lo referente al sector privado, pues en el público llega al cuarenta por ciento. -¿Existe el diálogo social en estos momentos? -A escala nacional en absoluto. En la región afortunadamente sí existe y hay que decirlo claramente. -¿Se ha dado usted cuenta de ser una mujer rodeada de hombres en el mundo empresarial? -Sí, claro. Llevo asumiendo ese rol hace muchos años. Ya me dijo mi madre cuando vine a Toledo: «Qué valor venir a trabajar a un lugar donde solo había hombres». -¿Alguna vez la han perjudicado por ser mujer, la han ninguneado? -Rotundamente no. Me reúno con ellos, llegamos a acuerdos y hablamos de todos los asuntos. Son lo suficientemente correctos y discretos como para que todo vaya bien. Nunca, en todos estos años, me he sentido ninguneada o minusvalorada por el hecho de ser mujer. - ¿Cómo lleva la cuestión de la sucesión en su negocio? -Está resuelto. En nuestro caso al vivir solo un hijo, es nuestra hija la persona llamada a sucedernos. De hecho, se pasa muchas horas en el taller y cuando hacemos alguna escapadita Juanjo y yo asume toda la responsabilidad. Además, le gusta, ha nacido con ello y vale para ello.