Netanyahu viaja a Washington en pleno terremoto político tras la renuncia de Biden a la carrera presidencial
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, llegó este lunes a Washington en la que será su primera vez en Estados Unidos desde su regreso al poder a finales de 2022. La visita se ha visto alterada por la decisión del presidente Joe Biden de retirarse de la elección presidencial a menos de cuatro meses de la cita con las urnas y se produce en medio de un escenario de escalada regional.
El mandatario israelí, que aseguró antes de abandonar su país que se trata de «viaje muy importante» admite la «gran incertidumbre política» del momento. Aunque Netanyahu no llega a Washington convocado por la Casa Blanca, sino por invitación de los jefes parlamentarios republicanos y demócratas -está previsto que pronuncie mañana un discurso en el Congreso que estará centrado en la delicada situación de Oriente Medio-, el líder israelí se reunirá hoy con el presidente Biden si este se ha recuperado de la infección por covid-19.
Según avanzó antes de despegar del aeropuerto de Tel Aviv, Netanyahu aprovechará para agradecer al mandatario saliente su apoyo a Israel durante el conjunto de su carrera y dejó claro que Estados Unidos seguirá siendo el «aliado indispensable» de su país con independencia de quién sea el futuro inquilino de la Casa Blanca.
La visita de Netanyahu llega en un momento de crisis en el seno del liderazgo demócrata a menos de cuatro meses para las presidenciales después de la decisión de Biden de no optar a la reelección. Asimismo, el primer ministro israelí visita la capital estadounidense en un momento de fuerte presión interna, especialmente la de las familias de los rehenes en Gaza que le reprochan no hacer lo suficiente para salvar sus vidas, con la voluntad de reforzar su imagen junto a su principal aliado.
Respecto al contenido del encuentro entre ambos líderes, según avanzó el pasado viernes el jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken, la reunión entre Netanyahu y Biden estará centrada en avanzar en las negociaciones de paz para poner fin al conflicto en Gaza, por un lado, y en el futuro político de la Franja, por otro.
«Es esencial garantizar que tenemos un plan claro, algo sobre lo que trabajar cada día, con los interlocutores árabes, con Israel, [...] para la gobernanza, la seguridad, la ayuda humanitaria, la reconstrucción [de Gaza]», afirmó el secretario de Estado. «Lo que no queremos es un acuerdo seguido de una especie de vacío» que acabará llenándose «o por un retorno de Hamás, lo cual es inaceptable, o por la prolongación por parte de Israel de la ocupación, lo que [...] es también inaceptable», zanjó Blinken.
La visita del jefe del Gobierno israelí se produce en medio de un escenario turbulento en Oriente Medio. A los nueve meses de guerra entre las fuerzas israelíes y Hamás en Gaza, se une en las últimas semanas la intensificación del enfrentamiento entre las FDI y dos de las fuerzas proxy no estatales aliadas de Irán en la región: Hizbulá, que tiene su base en el Líbano, y los rebeldes chiitas de Yemen, los conocidos como hutíes.
Si el movimiento insurgente en control ya de la mayor parte del territorio yemení ha venido golpeando de manera regular intereses comerciales occidentales en las rutas del mar Rojo y el golfo de Adén, el sábado se produjo un hito en el conflicto que amenaza con abrir un frente bélico nuevo para Israel: la explosión -con consecuencias mortales- de un dron en el centro de la ciudad de Tel Aviv lanzado desde Yemen. No tardaría Israel en bombardear uno de los principales puertos bajo su control, el de Hodeida, horas antes de una nueva ofensiva, esta vez anulada, de los rebeldes chiitas contra la ciudad israelí de Eilat.