La réplica de ‘La Piedad’ en un pueblo de Sudamérica que sirvió para restaurar la obra original de Miguel Ángel
Una tarde de 1972, una misteriosa comitiva enviada por el Papa Pablo VI llegó a la pequeña ciudad de Lampa, en la cima de los Andes de Perú. Quienes los vieron aún recuerdan su agitación, causada quizás por la falta de oxígeno a 3.900 metros de altitud, o por la urgencia de su misión. Habían viajado 10,500 kilómetros desde Roma en busca de una réplica exacta de la famosa escultura La Piedad de Miguel Ángel, necesaria para restaurar la original después de un ataque devastador.
La escena, digna de una novela de intrigas, se desarrolló en una remota capilla en Lampa, departamento de Puno, donde se encontraba la réplica de La Piedad, única por su color negro. Esta escultura, a diferencia de la original de mármol blanco ubicada en la Basílica de San Pedro, sirvió como modelo para la restauración de una de las obras renacentista más famosas e importantes.
Historia de La Piedad en Lampa
Según un reporte de la BBC, en un hecho insólito, el senador peruano Enrique Torres Belón logró convencer al Papa Juan XXIII de enviar una réplica de la icónica escultura "La Piedad" de Miguel Ángel a su ciudad natal, Lampa. Esta solicitud, realizada en 1960, fue aprobada con una condición peculiar: la réplica de yeso blanco debía ser destruida una vez llegara a su destino.
Sin embargo, el destino tenía otros planes. Al llegar a Lima, el peso considerable de la escultura dificultó su traslado a Lampa. Ante esta situación, se tomó la decisión de crear una segunda copia, esta vez en aluminio, para poder instalarla en la cima de una cripta en la iglesia Santiago Apóstol. De esta manera, Lampa se convirtió en el hogar de dos réplicas de La Piedad: una blanca de yeso y una negra de aluminio, cada una con su propia historia y encanto.
¿Cómo salvó La Piedad de Lampa a la del Vaticano?
El 21 de mayo de 1972, un húngaro llamado Laszlo Toth atacó la original La Piedad en el Vaticano, golpeándola con un martillo y causando daños significativos. Para restaurarla, se necesitaban medidas precisas que se encontraron en la réplica enviada a Lampa. Días después del ataque, un equipo de arquitectos italianos llegó a esta pequeña ciudad peruana para estudiar la réplica blanca de yeso, que milagrosamente se había salvado de ser destruida.
Es así que, tras un proceso de restauración que duró diez meses, La Piedad de Miguel Angel regresó a la Basílica de San Pedro, donde permanece y la cual puede ser apreciada casi al ingreso del reciente solo que ahora cubierto con un grueso cristal a prueba de balas como recordatorio del ataque.
Los peligros a los que se enfrentan La Piedad de Perú
A pesar de su valor histórico y artístico, las réplicas de La Piedad en Lampa se encuentran en una situación preocupante. La falta de recursos económicos y la ausencia de infraestructura adecuada dificultan su preservación. La capilla que alberga la versión negra presenta signos de deterioro, y recientemente se han producido robos de piezas de plata del altar principal.
El párroco Gabriel Castañeda ha expresado su preocupación por la situación, señalando que la iglesia ha solicitado presupuesto al gobierno regional, pero las responsabilidades se han diluido entre las autoridades locales, la dirección de turismo y el ministerio de cultura.