La ministra de Igualdad culpa al negacionismo de Vox desde que el partido entró en los ayuntamientos de la inestabilidad en la lucha contra la violencia de género. Acusa de complicidad al PP. Y su idea de crear un ministerio de perfil bajo, tras las turbulencias del de Irene Montero, se fue pronto al traste. Como se fue también con su directora del principal organismo de Igualdad, el Instituto de las Mujeres. Porque mientras ella acusaba a la derecha del retroceso en políticas de igualdad, su directora del Instituto de las Mujeres, Isabel García se lucraba con actividades de igualdad, precisamente. Tal y como adelantó 'El Español' el pasado 17 de julio, García se lucró, a través de su empresa, de contratos para la gestión de 64 puntos violeta y otras licitaciones que obtuvo la misma de un puñado de ayuntamientos madrileños y valencianos, la mayoría gobernados por el PSOE. Hoy, el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar el cese de su actividad este mismo martes. La ministra de Igualdad pidió «paciencia» y «humanidad» con su alto cargo, pero ésta se justificó mintiendo, como publicó ABC . En su edición de hoy, este periódico informa de la división interna que ha atravesado el partido por este asunto en los últimos días. Mientras unos apostaban por dejarla caer, otros se veían con las manos atadas por la analogía con el caso de Begoña Gómez y la acusación de tráfico de influencias por ser la esposa del presidente del Gobierno. Ya 'El Español' había destapado que la directora del Instituto de las Mujeres amañó contratos públicos en ayuntamientos del PSOE para que la gestión de los puntos violeta contra las agresiones machistas recayese en alguna de las empresas de su pareja, Elisabeth García, militante socialista y exasesora del partido en el Senado. De esas empresas la alto cargo de Igualdad posee menos del 10% de las acciones, según responde ella misma al citado medio. Las García se habrían adjudicado, siempre según dicha información, 50.000 euros en contratos desde que la directora del Instituto de las Mujeres ocupa este cargo, un cuarto de millón de euros en los últimos años. Isabel García Sánchez ya ha anunciado una querella contra los informantes. García aseguró en una nota pública que comunicó el jueves por la mañana para justificar su participación «con solo un 8% de las acciones de la consultora Elig Consultoría Igualdad y Diversidad S.L.» que «se había desvinculado por completo de la titularidad y la gestión de las empresas» que comparte con su mujer Elisabeth García, desde que asumió el alto cargo en el Ministerio de Igualdad. Pero la directora figura como administradora única todavía en el Registro Mercantil al sellar alguno de los contratos, tal como reveló ABC. En concreto, en San Fernando de Henares (Madrid), uno de los dos contratos firmados este 2024 por la consultora de las García se rubrica el 29 de febrero e Isabel García figura aún como dueña de la empresa al menos hasta el 6 de marzo. Esa acción remite a un contrato menor por valor de 5.050,54 euros adjudicado a Elig Consultoría, que se postula frente a una empresa que ya ha denunciado haber sido suplantada y frente a otra, Imber Consultoría de Igualdad S.L., también propiedad de Elisabeth García, a la sazón exasesora del Grupo Socialista en el Senado que presidió Rafael Simancas la pasada legislatura. Isabel García, exasesora de Ábalos en el Ministerio de Fomento hasta que entró Raquel Sánchez como ministra se define como «feminista, activista LGTBI. Idealista, republicana pero sobre todo socialista y ahora Directora del Instituto de las Mujeres». Así lo recogen sus redes. Afín a Calvo y Ábalos, la nueva directora del Instituto de las Mujeres mantiene posiciones muy beligerantes contra las personas trans. Desde su nombramiento en el último Consejo de Ministros del año pasado, el 27 de diciembre de 2023 al frente de este organismo no ha pasado ajena a la polémica. Sus tuits 'tránsfobos' la llevaron a ser el objeto de la ira de partidos como Unidas Podemos, Sumar y desde el propio colectivo, con Mar Cambrollé como presidenta de la Federación Plataforma Trans que anunció que iban a pedir su cese. Lo hizo en varias concentraciones ante la puerta del Ministerio de Igualdad, dirigiendo sucesivas cartas a Ana Redondo y en encontronazos con el departamento repletos de tensión. Pero la ministra logró calmar las aguas. Pidió una «segunda oportunidad» para García , que salió públicamente a desdecirse de sus palabras y pidió perdón por las ofensas dirigidas a personas transexuales (sobre las mujeres trans dijo que 'no existen', o que 'las mujeres lesbianas no tienen pene, se sienten atraídas por personas del mismo sexo y nunca tienen pene'). Ana Redondo afirmó que a García Sánchez «la avalaba su trayectoria». Esa trayectoria pasa desde su Canarias natal (nacida en Las Palmas de Gran Canaria en 1968) a varios ayuntamientos del PSOE en Comunidad Valenciana, su destino profesional. García fue designada en 2015 diputada de Igualdad, Juventud y Deportes de la Diputación de Valencia, cargo que ocupó simultáneamente con el de edil responsable de Igualdad del Ayuntamiento de Xirivella (Valencia). Allí entra en contacto con Ábalos, también socialista valenciano, con quien teje un fuerte vínculo. Se convierte en coordinadora LGTB del PSOE valenciano (PSPV) y también es nombrada delegada LGTB en la provincia, hasta su salto a Ferraz y a Transportes, en 2019, de la mano del hoy exministro. En el aparato del PSOE mantiene una estrecha sintonía con Carmen Calvo y su posicionamiento dentro del 'feminismo clásico' y 'enganchones o refriegas' continuos (así lo transmiten miembros del PSOE a ABC ) con otras dirigentes socialistas dispuestas a aprobar, entre otros asuntos, la 'ley Trans' de Irene Montero. Fue entonces cuando García se desató en redes y ofendió a miembros del colectivo con sus aseveraciones, aunque como tuit fijado mantiene un llamativo discurso contra el odio y la difusión de bulos.