El impacto de la genética según Freud: cómo las frustraciones de la infancia pueden afectar nuestra personalidad en la adultez
Sigmund Freud, conocido como el padre del psicoanálisis, desarrolló diversos modelos para entender la personalidad humana. Entre estos se encuentra el modelo genético. Este enfoque propuso que nuestras experiencias y frustraciones durante la infancia juegan un papel clave en la formación de nuestra personalidad en la adultez.
Conocé qué dice el modelo genético del psicoanálisis y cómo las primeras etapas de nuestra vida pueden dejar una huella duradera en nuestro comportamiento y carácter.
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¿Cómo es el modelo genético del psicoanálisis de Freud?
Freud propuso diferentes modelos para comprender la personalidad. Uno de los más destacados es el modelo genético, que se enfoca en la búsqueda de gratificación a través de la estimulación de diversas zonas erógenas a lo largo del ciclo vital, especialmente durante la infancia.
Según el sitio La mente es maravillosa, este modelo sugiere que la forma en que se gestionan estas gratificaciones y frustraciones durante las etapas tempranas de la vida tiene un impacto profundo en el desarrollo de la personalidad. Si un individuo experimenta una gratificación excesiva o, por el contrario, una frustración significativa, estos factores influirán en la formación de su carácter.
Cada persona, según Freud, es única en términos psicoanalíticos debido a las variaciones en su desarrollo y las experiencias vividas en sus primeros años.
Así, el modelo genético de Freud destaca la importancia de la infancia en la configuración de la personalidad adulta, mostrando cómo las primeras interacciones y respuestas a nuestras necesidades básicas pueden dejar una marca duradera en nuestra psique.
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¿Cuáles son las distintas etapas del modelo genético de Freud?
El modelo genético de Freud describe varias etapas del desarrollo psicosexual que influyen profundamente en la formación de la personalidad. Cada una de estas fases se centra en una zona erógena particular y puede llevar a distintas fijaciones y frustraciones.
- Etapa oral (0-18 meses): la primera fase se centra en la boca como fuente principal de placer. Los bebés obtienen satisfacción a través de actividades como succionar, morder y comer. Esta etapa se divide en: fase oral pasiva, donde la succión es la principal fuente de placer, y fase oral activa, con la aparición de los dientes, el placer proviene de morder.Una fijación en esta etapa puede resultar en una personalidad que busca gratificación oral, como el hábito de fumar. Por otro lado, una frustración puede llevar a una personalidad más agresiva y hostil.
- Fase anal (18 meses-4 años): durante esta fase, el ano se convierte en la principal zona erógena, y el placer se obtiene a través del control de esfínteres. Esta etapa se divide primero en la fase anal sádica, cuando el placer se obtiene al expulsar heces, asociado con la liberalidad en el gasto.Luego en la fase anal retentiva, donde el placer viene de retener heces, relacionado con la tendencia a la avaricia y el control.
- Etapa fálica (4-7 años): en esta etapa, los genitales se convierten en el foco del placer. Los niños desarrollan una mayor curiosidad por sus cuerpos. Esta fase también incluye la identificación con el progenitor del mismo sexo y la resolución del complejo de Edipo.
- Fase de latencia (7-12 años): las pulsiones sexuales se reprimen, permitiendo que el niño se concentre en el desarrollo social y académico. La personalidad comienza a estructurarse, y los niños suelen formar amistades con pares del mismo sexo.
- Etapa genital (12 años en adelante): con la pubertad, los genitales vuelven a ser el foco de la gratificación sexual. Los adolescentes experimentan un despertar sexual que se orienta hacia las relaciones sexuales.
El desarrollo psicosexual según Freud es un proceso continuo y dinámico, en el que las fases se superponen y se influyen mutuamente. La manera en que se resuelvan las experiencias y conflictos en cada etapa puede determinar la aparición de diferentes rasgos y posibles trastornos de la personalidad.