Test de personalidad: esta es tu forma de ser según tu helado favorito
Qué mejor para refrescarse en medio de esta ola de calor que un pasatiempo sobre helados
El helado no es más que un alimento producido por el congelamiento de ingredientes lácteos o de alguna clase de fruta, que puede contener azúcar, saborizantes, colorantes, etc. Y, sin embargo, es lo que más felices nos hace en verano (aunque hay quien lo come hasta en inverno). Un buen helado fresquito ayuda a combatir el calor y la deshidratación cuando las temperaturas altas aprietan.
Hay tantos tipos, clases y sabores de helados como gustos en el mundo, pero podrían reducirse a seis arquetipos básicos. La clase de helado favorito de cada uno dice muchos acerca de su personalidad, y es de lo que trataremos de hablar en el día de hoy.
Test de personalidad: ¿Qué dice sobre ti tu helado favorito?
De acuerdo, es muy difícil escoger solo uno, pero para este ejercicio deberán ser honestos consigo mismos y pensar en esa clase de helado que les pone una sonrisa de oreja a oreja solo de pensar en cómo lo van a devorar en un día de ola de calor.
Dependiendo del tipo de helado que hayan elegido, esto revelará distintos aspectos acerca de su personalidad, como veremos a continuación.
1. Cucurucho
El clásico, el de toda la vida, el amigo de los niños. Usted no se conforma con lo básico, necesita ese extra de crujiente en todos los aspectos de la vida. ¿Por qué comerse solo el helado, cuando puedes devorar hasta el recipiente? Delata una personalidad inconformista y curiosa, que siempre busca ir más allá.
2. Polo
Rasita y al pie. Una personalidad racional, que busca la efectividad por encima de la imaginación. ¿Para qué complicarse la vida, si lo esencial es hielo con sabores? Poca capacidad de innovación, pero nunca falla.
3. Tarrina
Una personalidad demasiado conformista y muy ansiosa. Rechaza el cucurucho porque se supone que en la tarrina sirven más cantidad. A veces más no es mejor, salvo para las personas que prefieren la tarrina.
4. Helado de yogurt
Una mezcla cremosa, pero un tanto extraña, se queda a medio camino entre las dos. De personalidades indecisas, que mucho abarcan, pero poco aprietan. Necesitan de interacción social, como el helado de yogurt, que siempre va acompañado de 'toppings'.
5. Sándwich de helado
El preferido por las personas conservadoras, y todo un clásico infalible. 'El bocata del verano'. La opción favorita de personalidades prácticas, porque así evitan mancharse las manos al comerlo.
6. Sorbete
Perfecto para personalidades comodonas e impacientes. Es como un polo, pero ya medio derretido. Se consume rápidamente y de forma muy fácil, pero a cambio se renuncia a gran parte de la cremosidad del helado clásico.
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Beneficios de los pasatiempos para la salud
Si no se juega o realiza alguna clase de entretenimiento, el cerebro se atrofia, es como un músculo que no se trabaja y queda débil por el desuso. Por este motivo, no deben verse jamás como una pérdida de tiempo, imagínese un test visual como una "flexión mental".
Un error muy común entre la gente muy ocupada es no permitirse un momento de desconexión del estrés y la responsabilidad. A través de los pasatiempos se estimulan ciertas áreas cerebrales. Además de un entretenimiento, son una buena forma de dar rienda suelta a la mente para concentrarse en otra tarea, refuerce nuestras capacidades mentales de agudeza o intuición.
Otros grandes beneficios de los pasatiempos son los siguientes:
- Alivian el estrés y la ansiedad. Especialmente en momentos de espera o tras dosis fuertes de tensión.
- Ayudan a la concentración. Requiere mantener el foco en una tarea concreta que demanda nuestro interés.
- Mejoran la agudeza mental. Está más que probado que los pasatiempos contribuyen a entrenar la capacidad de resolver problemas.
- Aumentan la capacidad de improvisación. Mediante estos juegos, de adquiere un mayor dominio de la espontaneidad y la originalidad a la hora de actuar rápidamente.
- Son una fuente de conocimiento. La mayoría de las veces, los pasatiempos además de entretener también enseñan, dando a conocer palabras, conceptos o hechos históricos que nos eran desconocidos de forma más amena.