De la pragmática rueda de prensa de presentación de
Hansi Flick como entrenador del
Barça, retardada un mes y medio para evitar que se viera enturbiada por la inconveniente salida de
Xavi, pocos titulares dejó el técnico alemán. Quizás el único pero fuera la fría manera como el nuevo míster despachó a
Sergi Roberto, el primer capitán de la plantilla. Las catorce temporadas transcurridas desde su recordado debut en el Santiago Bernabéu en la ida de las semifinales de la Champions del 2011, la noche de los “por qué y por qué” de
Mourinho tras sucumbir por 0-2 contra el Barça de
Guardiola, daban como mínimo para un comunicado oficial de carácter más institucional por parte del club, antes de que
Flick anunciará sin reconocimiento alguno a la trayectoria ejemplar del de Reus. Algo que no se le puede exigir a alguien que lleva tan escaso tiempo de blaugrana en una institución que presume de valores, pero que su presidente, presente en el acto, se queda mudo, con lo que le gusta hablar, sin poner en valor la dilatada carrera de Sergi como barcelonista. Una salida más por la puerta trasera, como lo fueron las de
Messi,
Koeman y
Xavi, que realza la escasa importancia que tienen para Laporta las leyendas del club, tal como denunció
Ronald en la rueda de prensa de presentación de su torneo de golf.
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