Aunque no es tan popular como su vecina, la Costa del Sol, ni ofrece los paisajes de ensueño del también cercano Cabo de Gata, la Costa Tropical , en la provincia de Granada, ofrece a lo largo de sus 79 kilómetros algunas playas realmente interesantes. Destacan por sus contrastes. Las hay muy familiares y de facilísimo acceso, mientras que otras se sitúan bajo un acantilado y sólo es posible llegar a ellas tras bajar un sendero empinado o un sinfín de escalones. Los fondos, en ambos casos, suelen estar limpios y, en algunos lugares, como Almuñécar , son un atractivo irresistible para los amantes del buceo. La Guía Repsol ha concluido que bañarse en ellas es como hacerlo en el trópico y ha resaltado su belleza, sus aguas cristalinas y otros alicientes más para visitarlas, como la gastronomía de los pueblos próximos, en las que, como resulta fácil presumir, los productos del mar son la estrella. Aquí van sus ocho apuestas: Playa urbana al cien por cien ubicada debajo del peñasco más representativo de esta bella ciudad. Está junto a otro clásico del lugar, la playa de La Guardia , y más concurrida que de La Charca, porque es de más fácil acceso. En un lateral hay unas rocas y muchos se divierten escalándolas y lanzándose desde allí al agua. No es un ejercicio peligroso, pero no está de más extremar la precaución . Por lo demás, como en otros sitios de la Costa Tropical, es un lugar estupendo para disfrutar de los espetos, el pulpo y otras delicias del mar. También de fácil acceso, es probablemente la preferida de los muchos granadinos que bajan desde la capital hasta Motril los fines de semana, un viaje que en circunstancias normales tarda unos 45 minutos en hacerse en coche. Mide un kilómetro de largo y ofrece todos los servicios de una playa urbana convencional. Se practican allí deportes como el windsurf y se hacen excursiones en kayak. Para los menos aventureros, hay en las proximidades un buen número de chiringuitos donde avituallarse. Una de las más bellas, de eso no hay duda. Está situada en el Parque Natural de Maro-Cerro Gordo , muy cerca del límite con la provincia de Granada, y destaca por su tranquilidad y por sus aguas transparentes. Está dividida en dos calas y en una de ellas hay dos chiringuitos bien equipados. La otra, separada por la primera de una roca, no tiene ningún tipo de servicios y es de uso nudista al cien por cien . En la de los chiringuitos también los hay, mezclados con los que usan bañador. En julio y agosto sólo se puede bajar en autobuses-lanzadera desde lo alto del acantilado, a unos dos kilómetros de distancia, así que la única alternativa es dejar el coche en el aparcamiento dispuesto en todo lo alto. El resto del año se puede utilizar el parking de uno de los restaurantes si se ha reservado para comer allí. Playa del municipio de Los Gualchos-Castell de Ferro . Mide 300 metros y su principal particularidad es que para llegar a ella hay que dejar el coche en las inmediaciones de la carretera N340 y atravesar un túnel subterráneo que conduce hasta la orilla. Es pequeña y también estrecha, sólo unos veinte metros de anchura, y como además hay varias rocas diseminadas aquí y allá, la recomendación de no demorar mucho la llegada se antoja muy necesaria. El paisaje es precioso, el mar suele estar en calma y los fondos también son dignos de admirar . Situada en el término de Albuñol , es una cala estrecha y no muy larga que los no avezados suelen pasar de largo porque para acceder hay que tomar un desvío de la N340 que no todo el mundo ve a la primera. El Ruso, que se componen de dos pequeñas calas unidas entre sí, tampoco tiene servicios de ningún tipo y aunque no es oficialmente nudista, allí sí que es habitual ver a gente sin traje de baño. Las aguas turquesas invitan al baño y no hay ruidos que perturben un día de descanso. Se llama El Ruso en honor a Basilio Likianov, un teniente ruso huido de la extinta Unión Soviética que se instaló por los alrededores allá por 1921. También en el término municipal de Motril y también muy familiar y concurrida, Calahonda mide 1.200 metros de longitud y el turismo, allí, suele ser nacional . Abundan los llegados desde la capital, como sucede en Playa Granada. Calahonda es una playa recomendable para pasar un día en modo convencional, con chiringuitos y restaurantes en las proximidades donde reponer fuerzas y todos los servicios tradicionales. El ya mencionado Parque Natural de Maro-Cerro Gordo está jalonado de playas que antaño eran frecuentadas sólo por unos pocos pero que, a estas alturas, ya han sido colonizadas. Es decir, que si se busca estar solo y en unión con la naturaleza , eso únicamente va a ser posible fuera de los meses de verano. De todas formas, Calaiza, como Cala del Pino , que ya está en la provincia de Málaga pero que incluimos en la relación por su proximidad y por sus características similares, es una playa de gran belleza y que sin duda será apreciada por quienes gustan de observar los fondos marinos. Allí los peces están prácticamente en la orilla y son tan abundantes que lo raro es no pisarlos. La Joya está en Motril y es preciosa, pero para llegar hay que bajar unos 200 escalones… y luego subirlos. Muy probablemente por eso, por esos 200 escalones , no hay ni chiringuitos ni nada que se le parezca. Es una playa virgen y salvaje donde apenas hay más ruidos que el rumor de las olas. No es grande, apenas 300 metros de largo, así que en los meses de verano no conviene llegar tarde porque entonces no habrá espacio. Es otra de las elegidas por los amantes del naturismo , aunque lo cierto es que responde más bien a lo que se conoce como playa mixta, donde cada cual va como le parece más oportuno. Sus aguas son muy limpias pero eso no le importa nada a las medusas, que de vez en cuando, atraídas por las corrientes, se encajan en la cala.