El medio segundo de máxima concentración de Alberto Fernández y Andrés García, que buscan la final de tiro
Un segundo, un pestañeo, no es nada... O puede ser un mundo, la diferencia entre ganar una medalla olímpica o quedar fuera de una final. Y no ya sólo en la piscina o en la pista de atletismo, lo que es evidente, también en el foso de tiro. "Desde que pides el plato y disparas pasa medio segundo, no más, o como mucho 0,70; entonces necesitas toda tu concentración y toda tu coordinación y energía en ese momento. Cuando miras al plato necesitas que el ojo, el dedo y todo el cuerpo giren a la misma velocidad y que aprietes el gatillo en el momento adecuado. Si te equivocas una milésima de segundo, creo que el plato son 30 centímetros lo que anda en esa milésima, así que fíjate el error que haces", explica Alberto Fernández, que comenzó la participación en sus quintos Juegos, en foso olímpico. De momento es décimo cuarto, con 72 aciertos de 75 con tres rondas celebradas, pero todo es muy al límite en este deporte. Empatados con él hay otros dos deportistas; con 73, nueve, y con 74, dos.
A por la final
Hoy martes 30 de julio por la mañana continúa la clasificación con las dos rondas que quedan (09:00) y si se mete entre los seis primeros, por la tarde (15:30) disputará la final. Un poco más atrás está el debutante Andrés García, décimo octavo, con 71/75.
A Alberto, campeón de todo durante su larga carrera (tres veces del mundo y tres de Europa, la última en este 2024), sólo le faltaba la medalla olímpica, y por fin la logró, y de oro, en Tokio 2020, junto con Fátima Gálvez en la modalidad mixta que ahora ha desaparecido del programa. En ese sentido, ya no los podrán destronar. Fátima, por cierto, también entra en acción hoy (9:00) en el individual, como Mar Molné.
Después de conquistar ese oro en la capital del Japón, Alberto decidió escribir un libro que se llama "Espíritu Olímpico" y en él describe, por ejemplo, que después de la frustración de Río 2016 buscó soluciones. "Mi mujer, Bea, me dijo que teníamos que cambiar algo porque siempre lo hacía bien en Mundiales, Europeos y Copas del Mundo, pero no en los Juegos, que algo pasaba", recuerda. Ella fue la que le buscó un coach, apareció Diego Gutiérrez y la primera conclusión que sacaron fue que en los Juegos desaparecía el Alberto divertido, de las bromas y los chistes, que había en el resto de competiciones, y había que recuperarlo. "En los Juegos me ponía en la obligación de “tengo, tengo”. ¿Por qué tengo? Si yo voy a pasármelo bien y a disfrutar. Ahí, Diego me abrió los ojos. Trabajamos en aprender a disfrutar de las cosas y llegar a esa competición y ser lo mismo, sin darle más importancia», afirma. Casualidad o no, en los siguiente cita olímpica llegó la medalla. Y esta la ve "como unos Juegos más". Está relajado
La importancia del trabajo mental
También describe en el libro cómo hace 20 años llegó a escuchar: "Si mi tirador necesita apoyo mental, cambio de tirador". "Eso lo dijo un antiguo técnico de la Federación. En el mundo del deporte, y hablo del mío, éramos muy necios hace 20 años, cuando yo era un júnior. No sabíamos de estas cosas, de la preparación mental ni la preparación psicológica, de hecho es que no había ni entrenadores técnicos en el tiro al plato, era de risa", reflexionaba el tirador de Toledo hace un año y medio. Él y Fátima Gálvez, entre otros, fueron abriendo camino y haciéndolo más profesional, pero con matices: "Trabajamos como profesionales, pero no lo somos, porque profesional es aquel que cobra. Nosotros no tenemos un sueldo. Pongo el ejemplo de Italia, un país muy conocido en el tiro: no tenemos nada que envidiar en trabajo y preparación, y por eso le doy más mérito a lo nuestro".
Entrenar en condiciones adversas
"De no entrenar la mente, sólo la técnica, ni tocar la física, hemos dado un cambio de 180 grados para trabajar todos los aspectos importantes: físico, mental y técnico", dice Fátima. De eso se aprovechan las nuevas generaciones. "En mi caso, la parte que más trabajo es la mental, porque tengo la cabeza para pasar el día, entonces intento estar concentrado en la competición", reconoce Alberto.
Muchas veces entrenan con mal tiempo, con viento, con ruido... Se ponen a prueba para adaptarse a lo que venga, a lo que no pueden controlar. Como si se acaba el mundo fuera, solo importa centrarse en ese medio segundo.