La magia del audiovisual en la primera infancia
Isabel Ríos Leonard, investigadora del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, ha consagrado su vida al estudio de la atención integral de los más pequeños. Ella dirige el proyecto Fomento de una cultura audiovisual para niños y familias de la primera infancia. Sobre el alcance de esta novedosa iniciativa Juventud Rebelde conversó con su autora.
«Generalmente, los niños de la primera infancia pasan mucho tiempo frente a las pantallas de televisores, computadoras y teléfonos celulares. Nosotros nos hemos dedicado a investigar las connotaciones de estas actividades, sus consecuencias y las alternativas apropiadas para estimularlos», apunta Ríos Leonard.
—Los audiovisuales en exceso, ¿pueden ser dañinos en esa edad?
—Cuando hablamos de exceso las personas piensan en tiempo, y estamos demostrando que puede ser muy contraproducente también el contenido. Si el contenido que el niño consume no es apropiado, es poco relevante si lo consumió por dos minutos o por mucho tiempo.
—Hablemos ahora del proyecto ¿Cómo surgió?
—Fue en el año 2012. La dirección del país mostró su preocupación acerca de la calidad de los consumos de nuestros niños y jóvenes, porque hay mucha dependencia de productos y audiovisuales extranjeros, con géneros y contenidos que no contribuían a su educación.
«Esta preocupación, además, nació en el contexto del crecimiento de los sitios particulares donde se grababan audiovisuales, y que realmente se esforzaban por ofrecer la última película, el último material, y no en realizar una selección de estos, y eso distorsionaba indudablemente los gustos de los jóvenes e influía en su forma de interpretar el mundo y de intervenir en él.
«Por tanto, se solicitó al Icaic, como centro de todo un movimiento, aunar a diferentes organizaciones y ministerios para crear un programa nacional de fomento de una cultura audiovisual».
—¿Qué particularidades tiene esta iniciativa?
—Una particularidad de la investigación es que nos hemos centrado no en el defecto, sino en un perfil que busca extraer de cada niño su potencialidad, lo mejor, su máximo desarrollo.
«Nos centramos en cuánto los audiovisuales pueden contribuir, bien utilizados y con la mediación de los adultos, a la educación y el desarrollo de los niños de la primera infancia, porque es la etapa donde son más perceptivos a cada estímulo.
«Buscamos un consumo audiovisual que permita al niño ser físicamente pasivo, pero cada vez más activo intelectualmente, porque puede estar sin moverse, pero lo que está mirando provoca que él reflexione, piense, incluso que sienta en relación con eso y quiera utilizarlo en actividades posteriores».
—¿Qué papel desempeña la familia para el proyecto?
—Al tomar en cuenta nuestra concepción de la primera infancia y su desarrollo general, no podemos hablar solamente de niños y jóvenes; también hay que tener en cuenta las familias, porque tienen un papel importante en la formación del gusto estético y de la cultura en la vida cotidiana.
«A veces, cuando los niños salen de sus escuelas y llegan a sus hogares, las prácticas se contradicen, de modo que, si queremos lograr un impacto real, ambos, escuela y hogar, deben ir de la mano.
«A eso se suma el hecho innegable de que los primeros contactos que realizan los niños y las niñas con las pantallas no ocurren en la escuela primaria, sino en la primera infancia, y a veces mucho antes de lo adecuado, a partir también de la intervención adulta».
—¿Cuál es la edad conveniente para comenzar el consumo audiovisual?
—La edad más conveniente para comenzar un contacto sistemático con la pantalla es a partir de los tres años, es decir, con niños mayores de dos años, porque ya en esa etapa la repercusión que podría ejercer en relación con su desarrollo es más controlable.
«No se trata solo de revisar lo que, desde la cultura y desde las artes, se plantea en relación con el cine, la televisión y los audiovisuales en sentido general: todo eso tiene que estar en correspondencia con las características de un niño de estas edades».
—¿Qué requisitos deben cumplir los audiovisuales para propiciar un mejor aprovechamiento por el menor?
—Deben tener un aporte cognoscitivo en relación con la cotidianidad del niño. Deben descubrirle alguna parte del mundo, y no puede faltar el componente lúdico e interactivo, porque el juego y las situaciones afectivas favorables son muy beneficiosas para los pequeños.
«Con ayuda de todo eso, y en franca oposición a la globalización y el dominio cultural al que estamos tratando nosotros explícitamente como adultos de oponernos,
confeccionamos un catálogo con 220 materiales audiovisuales de todos los continentes».
—¿Dónde se pueden encontrar estos audiovisuales?
—En el portal CubaEduca se puede acceder a ellos desde cualquier parte del país, para que las instituciones utilicen esos audiovisuales en el proceso educativo y el entretenimiento de los niños.
—¿Qué significa el premio mundial Infancias 2024 que recibió el proyecto en el contexto del 3er. Congreso Internacional Ciencia y Educación?
—Significa mucho este reconocimiento. Lo obtuvimos por la divulgación de los resultados del proyecto en los últimos dos años, pues desde su concepción ya pensamos en cómo comunicar y favorecer la actividad de las personas.
«Hemos trabajado sistemáticamente con la radio en un espacio fijo en Radio Ciudad de La Habana, La parada de las tres, en el que establecemos comunicación con la familia e intercambiamos sugerencias en respuesta a sus dudas; incluso lo hemos utilizado para que las familias, previamente aconsejadas, puedan transmitir experiencias.
«La televisión también ha sido una aliada, fundamentalmente con el canal Cubavisión, desde el período de la pandemia, cuando se creó un espacio para la primera infancia. Ahora está la revista A la una, a las dos y a las tres, que incluye en su concepción resultados de nuestras investigaciones».
—De todo lo realizado, ¿qué le ha resultado más gratificante?
—Nuestros debates públicos en las comunidades, círculos infantiles y círculos de abuelos, con la participación de familias y educadores. Percibir de primera mano el enriquecimiento intelectual de nuestros niños y la felicidad de sus familias al verlos cada vez más capaces y proactivos, es doblemente gratificante… y es la principal razón de nuestro proyecto.