Poéticas de hombres maduros, por Mirko Lauer
Desde hace varios libros Rafael Espinoza tiene un muy buen dominio de la gramática poética. Eso se manifiesta en la aparente austeridad que recorre sus poemas. Es cierto que desde el 2003 los poemas quizás se parecen demasiado entre sí. Pero el resultado de esto es el surgimiento de versos inesperados por el lector.
La descripción del paisaje en el poema titulado 3 es excelente: “El parque es una religión de sombras”. Digamos que Dodecaedro (Lima, Librería Inestable, 2024) es parte de un único gran libro que Espinoza viene escribiendo. ¿Cómo leer este poemario reaparecido en el 2003, el 2008, y ahora en el 2024? Recomiendo verso por verso, no poema por poema, no los libros como totalidades.
Los poemarios de Nilton Santiago han obtenido varios buenos premios de poesía en España, y Miel para la boca del asno (Madrid, Visor, 2023) no es una excepción. Aquí la cultura universal rodea el drama familiar, y lo hace con versos espléndidos, rápidos, con ingenio no pasado de moda (como hay algunos).
El libro es como un texto poético muy conversacional de los años 60, pero más sofisticado. El prestatario cae parado, y es premiado por ello. Pues como en aquellos libros del siglo XX, hay poemas estupendos. Su “Trilce en Braille” es comparable con el “Trilce para ciegos” de Mario Montalbetti. Recomiendo: “Mi padre dice que los pollos son capaces de reconocer a más de cien individuos distintos”.
Nocturama (Lima, Personaje Secundario, 2024; 2ª edición), de Diego Otero, ha reaparecido 15 años y 400 ejemplares numerados después. Su libro más reciente, El califato de Lima (AUB, 2021), es describible como un canto crítico a la ciudad. Nocturama es un canto a la experiencia personal, de varias personas. Otero tenía 15 años menos.
El núcleo del poemario es un diálogo entre breves discursos en un tribunal de los EEUU: la amante, el amigo, la evidencia, en este caso un recurso poético y teatralmente eficaz al mismo tiempo. Eduardo Chirinos dijo que hubiera calificado al libro si no fuera porque “todas y cada una de sus páginas buscan la opacidad”.