La carta de Estados Unidos y una ventana para abrir el cepo cambiario
Mientras el Gobierno mirá las reservas del Banco Central y el mercado las pantallas cambiarias, el futuro del cepo al dólar se muestra atado hoy, no casualmente, a razones políticas y económicas locales, pero también propias de los Estados Unidos, la tierra de origen de la moneda más buscada por los argentinos.
Si bien las apelaciones mileístas a una dolarización fueron dejando paso a la propuesta de una competencia de monedas con el peso y el ministro de Economía, Luis Caputo, le aseguró a los agentes de mercado tener cubiertos la totalidad del capital e intereses de la deuda en dólares hasta enero 2026; lo cierto es que la escasez de los billetes estadounidenses para atender siquiera los pedidos de importadores está drenando día a día las reservas.
Aún así, con la brecha achicándose y Economía secando la plaza de pesos, se puede proyectar que a fin de año y durante el verano se abrirá una ventana de oportunidad para levantar paulatinamente el cepo, ya que las empresas necesitarán por esos días más de la moneda nacional para afrontar aguinaldos y vacaciones que de los dólares.
De esa manera, con menos demanda de divisas, se evitaría una mayor devaluación que desactive el proceso de desinflación, caballito de batalla político para un Gobierno que espera tener ya dentro de un par de meses un Indice de Precios al Consumidor menor al 1% mensual (julio cerró por debajo del 4%) y mirar con optimismo las elecciones parlamentarias del año próximo.
Además, la Argentina deposita grandes esperanzas en que las elecciones de noviembre en los EE.UU. deriven meses después en un decidido respaldo al país en el directorio del FMI, de manera que una renegociación del acuerdo incluya un desembolso con el que fortalecer las arcas del BCRA para transitar en calma el levantamiento de las restricciones cambiarias. En especial por la relación que el presidente Javier Milei exhibe con el candidato republicano Donald Trump, quien busca volver en enero a la Casa Blanca tras enfrentar a Kamala Harris en las urnas.
Pero más allá del respaldo por un préstamo, que también podría surgir de una administración demócrata, el ex presidente plantea en su programa económico una idea que podría tener consecuencias favorables para la ambición de Caputo de tener un peso más fuerte.
Trump quiere depreciar el dólar y subir aranceles a productos externos, algo que, según la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, empujaría a su vez al Viejo Continente a debilitar el euro, generando una carrera devaluatoria contra la moneda estadounidense.
Pero mientras este escenario deja vislumbrar la posibilidad de levantar el cepo, la ráfaga que llega por estos días desde Chicago, la "Ciudad del Viento", golpea con fuerza la ventana de oportunidad. La soja ya cayó a u$s 375 por tonelada, el menor precio en 18 años. Un dato alarmante para el esquema de política monetaria que depende de las exportaciones del agro para alimentar el superávit comercial y proyectar el fin de las restricciones cambiarias.