Los casi 56.000 presos de las cárceles de España han convertido a nuestro país en el sexto con mayor población reclusa , según los datos que refleja el Consejo de Europa. Su día a día en las instituciones penitenciarias españolas es un misterio para muchos ciudadanos, aunque lo cierto es que, para muchos reos, acostumbrarse a vivir con restricciones y en un mismo espacio con tanta gente puede ser difícil. A pesar de todo lo que supone enfrentarse a una condena, algunos de ellos pueden gozar de pequeñas trazas de normalidad en su vida diaria . Muchos de ellos pueden solicitar un empleo, hacer deporte con sus compañeros o incluso comunicarse con sus familias con frecuencia, lo que facilita su integración en las instalaciones. Cada uno de los presos que vive en España está asignado a un módulo dentro de la prisión donde residen, aunque las condiciones de vida que llevan dependen del grado en el que se encuentren. Los de primer grado (también llamados de régimen cerrado) son los más peligrosos, ya sea por los crímenes cometidos o por el comportamiento que han demostrado, y no tienen permiso de salida; los de segundo grado (régimen ordinario) sí tienen derecho a visitas de familiares y amigos, además de poder trabajar dentro de la prisión y participar en actividades; los de tercer grado (régimen abierto), aquellos con mejor comportamiento según la Junta de Tratamiento, pueden pasar el día fuera de prisión y volver para dormir. Pero ¿cómo viven los reclusos en las prisiones de España? Te contamos cómo es el día a día de aquellos que cumplen condena en las cárceles de nuestro país. La gran parte del día de un preso en España se desarrolla fuera de las celdas que cada uno de ellos tienen asignadas. De las 8 de la noche a las 8 de la mañana, los reclusos se encuentran encerrados en estas habitaciones con cerraduras automáticas, aunque pueden comunicarse a través de telefonillos con los funcionarios de prisiones para avisar en caso de emergencia. Sin embargo, durante el resto de horas, a excepción de la hora de la siesta , está prohibido quedarse dentro de ellas. Su jornada comienza en torno a los 08.00 horas, cuando llega la hora del desayuno y, a partir de ahí, estos deben mantenerse en las zonas comunes de su módulo hasta las 20.00 horas. Son muchas las actividades que estos pueden practicar a lo largo del día, pues allí disponen de una televisión común para ver los diferentes programas y también de canchas de fútbol y baloncesto para los amantes del deporte. Además, cuentan también un futbolín y una mesa de ping pong . A pesar de lo que muchos creen, el acceso a internet y a teléfonos móviles está prohibido y tan sólo pueden conectarse al wifi en casos excepcionales. A todas estas actividades culturales y de ocio se suman también el servicio de empleo y formación . Las prisiones ofrecen a los reclusos la oportunidad de aprender nuevas profesiones , de manera que sea más fácil que estos encuentren un trabajo al abandonar la prisión. Además, aquellos con buen comportamiento también pueden cobrar una compensación económica por trabajar en la prisión. Aunque algunos de los residentes de las prisiones españolas pueden estar incomunicados por petición de un juez, las comunicaciones con familiares y amigos también forman parte del día a día de gran parte de la población reclusa. Existen diferentes maneras de hacerlo: de forma presencial , por teléfono o por carta . En las presenciales, destacan la visita en sala al menos una vez al mes (puede durar más de 1 hora), la comunicación a través de locutorios (dura unos 40 minutos) siempre que el centro lo permita, las visitas íntimas con pareja una vez al mes (hasta tres horas) y las visitas de conveniencia para reclusos con hijos menores de 10 años (se pueden pedir una vez cada 3 meses y pueden durar hasta 6 horas). A ello se suma también las visitas con abogados , que siempre están permitidas. Las llamadas por teléfono son otra de las opciones que tienen los presos para poder comunicarse con sus allegados. Cada preso debe pagar sus llamadas y sólo puede comunicarse con las 10 personas que selecciona previamente. Tan sólo pueden realizar un máximo de 10 llamadas a la semana y la duración máxima no puede superar los cinco minutos. Además, también pueden recibir comunicaciones por carta, dejándolas en el lugar indicado por los trabajadores de la prisión. Estas deben ir en un sobre cerrado y llevar en el remite el nombre y apellidos de la persona que se envían. Por su parte, también pueden enviar y recibir dos paquetes al mes , siempre que estos no contengan objetos prohibidos por el centro. La vida dentro de una prisión española puede verse condicionada por el comportamiento de los presos. Existen varias acciones que pueden sancionarse por el centro y, por tanto, acabar con algunas de las ventajas de las que disponen. Es el caso del consumo de alcohol o drogas , las situaciones violentas con otros presos o trabajadores, la desobediencia de las normas marcadas, los robos o cualquier tipo de intento de fuga. Entre las sanciones que esto puede provocar se encuentra la prohibición de los paseos y las actividades de ocio, la limitación de la comunicación con familiares o la reclusión en una celda durante un máximo de 14 días.