La ciudad de Portugal que es Patrimonio de la Humanidad y tiene un acueducto con casas incrustadas
A poco más de 100 km de la frontera con España, en el corazón del Alentejo portugués, se encuentra Évora, una ciudad que es un auténtico tesoro histórico. Sus monumentos medievales, calles laberínticas y casas encaladas susurran los secretos de siglos pasados, desde la época romana hasta su esplendor como residencia real en el siglo XV.
Su riqueza patrimonial, su ambiente tranquilo y acogedor y su cercanía a España la convierten en un destino muy recomendable para aquellos que buscan sumergirse en la historia y la cultura de Portugal.
Descubriendo Évora a pie
La mejor manera de absorber la esencia de Évora es caminar por sus calles estrechas y empedradas. Este laberinto de casas blancas guarda los secretos de una ciudad cuya historia se remonta a la época romana. Fue elegida como residencia por los reyes de Portugal en el siglo XV, contribuyendo así al florecimiento cultural que la Unesco reconoció al catalogar a Évora como Patrimonio Mundial. Una buena manera de conocer la ciudad es contratar un tour privado o un free tour.
La Plaza de Giraldo: punto de encuentro y partida
Una vez llegados a Évora conviene arrancar la visita desde la animada Plaza de Giraldo (Praça do Giraldo), el corazón de la ciudad. Rodeada de cafés, terrazas y tiendas, esta plaza es el punto de encuentro perfecto. Al explorarla, nos topamos con la Iglesia de San Antonio y un impresionante chafariz de mármol con 8 caños, que simbolizan las 8 calles que convergen en este lugar central.
La plaza es un homenaje a Geraldo Geráldez, quien para los portugueses es una especie de Cid Campeador. Hablamos de un mercenario legendario de la época de las luchas de la Reconquista, quien ‘reconquistó’ la ciudad de Évora (entre otras).
Desde la Praça do Giraldo, podemos seguir nuestro itinerario hacia otros tesoros históricos de Évora como, por ejemplo, el templo y las termas romanas, las murallas medievales, la imponente Catedral, la intrigante Iglesia de la Gracia o la escalofriante Capilla de los huesos en la Iglesia de San Francisco.
Évora no solo es un destino cultural, sino también un lugar para relajarse y disfrutar. Las calles moriscas contrastan con las plazas llenas de luz, y la ciudad respira la fusión de culturas a lo largo de los siglos. Si contamos con tiempo suficiente (más de un día de estancia en la ciudad), el Museo de Évora, la Fundación Eugénio de Almeida y la antigua Universidad son otras visitas aconsejables.
Íconos de Évora: la Catedral y los vestigios romanos
La silueta inconfundible de la Torre de la Catedral domina el horizonte de Évora. La Catedral de Évora, la más grande de Portugal medieval, es un testimonio de la transición de estilos arquitectónicos a lo largo de los siglos.
La Catedral, iniciada en 1186, es un monumento que refleja la transición del románico al gótico. Sus torres medievales y el valioso tesoro del Museo de Arte Sacro la convierten en una visita imprescindible. El claustro gótico del 1325 y la terraza ofrecen vistas panorámicas de Évora.
La riqueza histórica de Évora se remonta a dos milenios, desde su conquista por los romanos en el 59 a.C. hasta el dominio musulmán y la Reconquista cristiana en el siglo XII. La ciudad floreció en los reinados de D. João II y D. Manuel I, enriqueciéndose con palacios y monumentos que aún se conservan. Pasear por las calles es absorber la diversidad de culturas que han dejado su huella en esta joya del Alentejo.
El itinerario por Évora nos lleva al Templo Romano, que se pensaba durante décadas que fue levantado en honor a la diosa Diana pero que los historiadores creen ahora que se construyó en homenaje al emperador Augusto. Al norte de la ciudad, se extiende un jardín hasta la muralla romana, ofreciendo un panorama impresionante de la llanura alentejana.
Vistas de Évora desde el alto de Sao Bento
Évora no solo se limita a su núcleo histórico; sus alrededores también ofrecen tesoros naturales y culturales. Desde el singular paisaje del alto de São Bento hasta el imponente Acueducto de Évora (Aqueduto da Água de Prata), que desde 1532 ha abastecido a la ciudad y hoy se erige como un monumento impresionante.
Un acueducto de 18 kilómetros con casas fusionadas
El acueducto de Évora, conocido como Aqueduto da Água de Prata, es mucho más que una obra maestra de ingeniería. Su construcción, iniciada en 1532 abarca 18 kilómetros desde la Granja de Divor hasta el centro de Évora. Las canalizaciones y arcadas de granito, de estilo renacentista, descansan sobre lo que probablemente fue el antiguo acueducto romano. La monumentalidad de sus dimensiones es impresionante, pero además es muy curioso contemplar cómo el desarrollo popular ha provocado que se construyan casas insertas en el acueducto desde la edad media. Es evidente que en esa época no existía el concepto de protección del patrimonio y los vecinos de Évora tan solo trataban de aprovechar cualquier recoveco para guarecerse y construir su hogar.
El acueducto, considerado Monumento Nacional de Portugal desde 1910, no solo cumplió con su función vital, sino que también embelleció el centro histórico con añadidos como el pórtico renacentista llamado Fecho Real do Aqueduto y la Caja de Agua renacentista en la Calle Nueva.
Este monumento, testigo de la historia y la ingeniería, se mantiene como un orgulloso emblema de la ciudad y su capacidad para unir funcionalidad y belleza.
Évora es un destino que combina a la perfección historia, arquitectura, naturaleza y tradición. Un lugar donde perderse en el tiempo y descubrir los secretos de Portugal a cada paso.
Dónde alojarse en Évora
Évora dispone de una importante infraestructura hotelera debido a que hablamos de una ciudad que, en gran parte, vive del turismo. También del corcho, el ganado, el aceite de olivo y el vino.
Un hotel muy recomendable por su ubicación y su calidad es el Vila Galé Évora (4 estrellas), abierto en 2015, ya que se encuentra a dos pasos del casco antiguo de la ciudad. Este hotel, dedicado a la cultura del Alentejo, te permite sumergirte en la tradición y la historia de la región desde el primer momento. De hecho, la decoración está inspirada en el Cante Alentejano, un patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, y en la herencia musulmana procedente de Andalucía.
El hotel, que cuenta con 185 amplias y modernas habitaciones, es ideal para familias con niños: dispone de dos restaurantes, bar, piscina exterior con toboganes, piscina cubierta climatizada, gimnasio, spa, sauna y baño turco.
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