Buenos Aires y Bogotá también fueron escenarios de protestas contra Nicolás Maduro
Colombia y Argentina también fueron escenarios de protestas contra la reelección y el régimen de Nicolás Maduro, en las cuestionadas elecciones presidenciales de Venezuela, el pasado 28 de julio.
Entre gritos de “no se rinde nadie”, personas de diversos países se unieron para mostrar su apoyo frente al Obelisco en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
La multitud clamó “gracias Argentina” y corearon “Maduro basura, vos sos la dictadura”. En medio de la agitación, surgió el interrogante “¿Dónde está Lula?”, reflejando la preocupación por la postura del presidente de Brasil y el llamado a la solidaridad internacional en la lucha por la libertad de Venezuela.
“Yo no puedo volver a Venezuela hasta que ellos no caigan”, señaló Patricia, una de las ciudadanas presentes, y agregó: “Tengo casi nueve años acá, en la Argentina. Me vine porque me pasaron un montón de cosas. Un sentimiento de impunidad terrible, de injusticia. ¿Qué futuro puedes tener? Yo soy profesional. ¿Qué futuro podía tener?”.
Andrea, de 24 años, continuó: “Yo emigré cuando tenía 18. Tengo 24. Me vine sola. Me vine por tierra. Viví el 2017 en Venezuela. En 2016 salí gritando auxilio. Podías pasar tres días comiendo mango porque no había más nada que comer. Podías tener el dinero, pero no había nada. Salí básicamente pidiendo auxilio porque ya no podía más. No me fui porque quise. No fue una elección. Me fui porque ya no podía más.
“Presencié cómo la gente en la fila lloraba y pedía por un pote de mantequilla. La gente se moría de hambre y no tenía qué comer. Mi mamá podía pasar una semana comiendo mango porque era lo más barato y lo que más se conseguía. Las elecciones eran una esperanza. Así que esperemos. Yo confío en que Corina (Machado) puede y lo va a lograr. No es algo de un día para otro, pero se va a poder”, sentenció
El diputado Richard Blanco, miembro del Consejo Político Internacional y del comando de María Corina Machado, dirigió unas palabras a los presentes en el Obelisco, destacando la resistencia y el espíritu del pueblo venezolano.
“En el cielo están aquellos jóvenes que vimos caer en Caracas y Venezuela, producto de la dictadura más feroz que ha vivido nuestra historia contemporánea”, dijo, pidiendo un minuto de silencio por los caídos.
Blanco subrayó la esperanza y el “mandato recibido por el pueblo el pasado 28 de julio”. A pesar de las adversidades, destacó que el comando de Machado ha logrado recoger más del 83% de las actas electorales. “Venezuela está viva”, proclamó.
La diplomática venezolana Elisa Trotta se dirigió a la multitud. “Amigos, hermanos venezolanos, felicidades a todos. Hoy aquí, viendo el Obelisco de frente con todas las banderas venezolanas que gritan libertad, es bastante emocionante. La idea era poder reunirnos, estar entre nosotros, dar conciencia y saber que lo vamos a lograr, y sobre todo, mandar la energía a los que están en Venezuela. A esas madres que están desesperadas buscando a sus hijos”, expresó.
Trotta destacó la importancia de la solidaridad y la unión en estos momentos cruciales, mencionando a “las madres y abuelas buscando a sus hijos desnutridos”.
Agradeció a “los argentinos” y reafirmó el compromiso de luchar por un futuro mejor para Venezuela, subrayando que “esos padres, a sus hijos, a los abuelos y a sus abuelas que están aquí deseando el futuro y que están preparando para un futuro prudente y seguro”.
La periodista de TN Carolina Amoroso, quien viajó a Venezuela para cubrir los controvertidos comicios del domingo pasado, apareció entre la multitud en el Obelisco y fue aplaudida ampliamente.
“¡Vamos, vamos!”, exclamó al iniciar su discurso.
“Queridos amigos, vuelvo y tengo la misma sensación de furia e impotencia que vi en los rostros de cada uno de ustedes. Vuelvo con una parte de mí derrotada, pero con otra que sabe que si al mal lo asiste toda la fuerza, al bien lo debe regir toda la razón. Y lo único razonable ahora es defender la esperanza. ¿Por qué? Porque a ustedes los mueve todo lo justo; terminar con el secreto a voces de lo que pasa en el helicoide y en la tumba. La necesidad de que el agua llegue todos los días y de que la abuela deje de recibir tres dólares de pensión en el país que premia a los enchufados. El deseo de volver a tener a la familia en Navidad. La rabia incontenible porque tu nacionalidad, que es puro orgullo, se ha convertido en una sentencia.
“¿Tengo miedo de lo que pueda pasar? Sí. Pero más me aterra que la mano que los asfixia termine enmudeciendo todo. Y necesitamos aquí, en un país donde podemos ser dueños del aire que quisiéramos, tenemos la obligación moral con ustedes. Es el imperativo de nunca callar y hacer todo lo que tengamos a alcance para que el calvario termine. Lo que no quisiera con estas líneas es alimentar fantasías irrealizables porque sé que es un monstruo grande y pisa fuerte. Pero sí puedo decirles que tengo una certeza: Ustedes ya se consagraron libres. ¡Solos! Ahora, el mundo está a la altura de una lucha que es fuerte y desigual, pero que un día terminará en su victoria”, concluyó Amoroso.
También habló el diputado nacional Fernando Iglesias: “Los acompañamos el domingo pasado con el corazón ardiente, ardiente de esperanza, ardiente de esperanza por la libertad y ardiente de esperanza de los muchos de ustedes que querían volver a casa, volver a ver a sus familias”. Añadió: “Hoy estamos acongojados, pero mantenemos la esperanza. Venezuela será libre”. Finalizó su discurso señalando la situación actual en Venezuela: “Hoy el mundo asiste a una farsa, una farsa trágica”.
Además de Iglesias, participaron de la movilización el ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, y la diputada nacional Silvia Lospenatto.
Dos horas y media después de comenzada la marcha, grupos de jóvenes seguían llegando al Obelisco al grito de “libertad”. Nadie se movía de su lugar. Entre los venezolanos se abrazaban, algunos siendo conocidos y otros sin siquiera haberse cruzado nunca en el exilio.
Una joven sostuvo un cartel que decía: “Yo quiero volver a abrazar a mi mamá”. Niños con la bandera de Venezuela pintada en las caras, banderas por todas partes y carteles de “S.O.S” o “una Venezuela libre” son los que más se repiten.
Casi tres horas después del inicio de la concentración en el Obelisco, pasadas las 7 p. m., se cerró el acto con el himno de Venezuela y el siguiente mensaje: “Esta es una carrera de resistencia. Se nos vienen varios días donde tenemos que seguir en la calle, donde tenemos que seguir alzando la voz con nuestros hermanos, con nuestros paisanos que ahora están siendo perseguidos por el régimen. Así que atentos a las próximas convocatorias de nuestra líder, de nuestro presidente. ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”.
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Protestas surgieron en Bogotá
Las manifestaciones no se limitaron a Buenos Aires, sino que también se extendieron a Bogotá, Colombia. La concentración pacífica comenzó con la entonación del himno nacional de Venezuela. Muchos venezolanos presentes derramaron lágrimas al escuchar la frase: “¡Abajo cadenas!”, gritaba el señor. Algunos asistentes se arrodillaron y, mirando al cielo, comenzaron a orar por su país.
Carteles como “El gobierno de Maduro está matando a los venezolanos” y “No hay Maduro que no se pudra, Cabello que no se caiga, ni Padrino que no se muera” acompañaron la manifestación, mientras en el escenario se anunciaba la presencia de Francisco Santos en apoyo al acto.
“Un mensaje para las fuerzas militares venezolanas: maldito aquel que levante las armas en contra de su pueblo”, declaró Mariluz Palma, jefa del Comando con Venezuela, desde la tarima.