Con la vacuna contra el coronavirus desarrollada junto con Pfizer, la empresa alemana Biontech obtuvo en 2021 casi 19.000 millones de euros en ventas y más de 10.000 millones de euros de beneficios. Pero, pasada la pandemia, quedaron atrás las cuentas brillantes y la farmacéutica con sede en Maguncia ha incurrido en pérdidas de más de 300 millones de euros en el primer trimestre de este año. Las ventas ascienden entre enero y marzo a 187,6 millones de euros, poco más de una séptima parte de las ventas del ya débil primer trimestre de 2023. Por eso es crucial para la superviviencia de la compañía lograr otro producto pionero y tiene orientada toda su estrategia hacia la terapia con tecnología ARNm contra el cáncer. Este verano ha conseguido un importante éxito con uno de sus proyectos más avanzados: la inmunoterapia contra el cáncer BNT111, ha logrado el objetivo principal de la investigación en un estudio clínico de fase 2, según anuncia la empresa. La tasa de respuesta general en pacientes con melanoma avanzado y difícil de tratar mejoró estadísticamente de manera significativa con el tratamiento adicional con BNT111 y «estos resultados representan un paso importante hacia nuestra visión de la medicina personalizada contra el cáncer», en palabras del cofundador y director de medicina de Biontech, Özlem Türeci, deseoso de discutir con las autoridades reguladoras los datos y el desarrollo futuro del tratamiento con su socio estadounidense Regeneron. En 2021, justo antes de reorientar todo su esfuerzo a la lucha contra el coronavirus, esta investigación había recibido ya el estatus de «Vía Rápida» de la autoridad estadounidense FDA, cuyo objetivo es acelerar el desarrollo y las pruebas de nuevos medicamentos. Ahora, este ensayo cumple su criterio de valoración primario, en combinación con el inhibidor del punto de control PD-1 cemiplimab. Biontech cuenta ahora con un punto de apoyo en la carrera que tiene lugar en el sector por hacerse con la primera cura contra este tipo de cáncer y en la que la alemana compite de nuevo directamente con Moderna. El director ejecutivo de la estadounidense Moderna confía en tener lista antes de dos años podría su vacuna contra el melanoma. «Creemos que, en algunos países, el producto podría lanzarse con aprobación acelerada hacia 2025», ha avanzado su presidente, Stéphane Bancel. Sus estudios combinando la vacuna de Moderna con el fármaco de inmunoterapia Keytruda, de Merck, con 157 participantes, llevan varios años de seguimiento que demuestran la reducción del riesgo de recurrencia o muerte en un 49% de los casos durante un período de tres años. Biontech, por tanto, trabaja contra reloj para obtener resultados y ha cambiando para ello todo su enfoque de desarrollo de fármacos. La alemana prevé gastar hasta 2.600 millones de euros en investigación y desarrollo este mismo año, que se suman a los casi 1.800 millones de euros invertidos en 2023, sin que afecte a su vacuna contra el coronavirus, por el momento su único fármaco en el mercado. «A medida que avanza el año, queremos avanzar en el desarrollo y la comercialización de una vacuna Covid-19 adaptada a una variante, así como avanzar en el desarrollo clínico de nuestra línea de oncología«, explica el líder de la compañía, Ugur Sahin, que prevé que Biontech se convierta a medio y largo plazo en una «empresa que opere comercialmente con medicamentos contra el cáncer y contra las enfermedades infecciosas». Esta vez, de nuevo, el tiempo apremia. Pero gracias a los ingresos de la vacuna contra el coronavirus , Biontech se encuentra ahora en una mejor situación financiera que antes de la pandemia y también mejor que otras empresas biotecnológicas en fases de desarrollo similares, con 16.900 millones de euros disponibles que permiten varias líneas de investigación paralelas y mayores garantías en el desarrollo de los fármacos. Biontech ha dado inicio también a su segundo estudio de fase 3 con un fármaco contra el cáncer de mama. Antes de que un medicamento pueda salir al mercado, normalmente es necesario completar tres fases de ensayos clínicos y, cuanto más dure el estudio y más pacientes se incluyan, mayores serán los costes. La empresa quiere tener diez o más estudios potencialmente relevantes para la aprobación del fármaco antes de fin de año y cree que está «en el camino correcto». Espera ganar la carrera y lanzar al mercado el primer fármaco contra el cáncer en 2026.