El hijo clásico de Cuba
París.— A sus 41 años de edad, Mijaín López sigue siendo el niño de Cuba, así como sus rivales son sus hijos en la división de 130 kilogramos de la lucha clásica. Y para más grandeza, hasta titulista de periódicos resultó este lunes.
Con esa edad muchos creyeron que sus fuerzas no serían las mismas para empujar contrarios, pero el muchachón eliminó primero al coreano Seungchan Lee (7-0), en cuartos de final fue mejor que el iraní Amin Mirzazadeh, vigente campeón del mundo, por 3-1, y terminó la jornada batiendo en semifinales al representante de Azerbaiyán, Sabah Shariati (4-1).
Secuencia de las tres victorias de Mijaín. Fotos: Ricardo López Hevia, especial para JR
La bronca contra el persa era de Rey a rey. Y pongo en mayúsculas el título nobiliario de Mijaín, cuatricampeón olímpico. Vencido ese reto, final adelantada, la Ciudad de la Luz parecía rendida a los pies de una mole de músculos más grande que la torre Eiffel.
Se le vio seguro, fuerte, enfocado. Un Mijaín rocoso, como siempre. Los años pasan, su talento no.
«Un triunfo para mi Cuba y el mundo entero», así podrían titular algunos la nota. Otros juntarían las tres palabras mágicas ante la pregunta provocativa de un colega extranjero que lo sigue de olimpiada en olimpiada: ¿para ganar hace falta fuerza, técnica…? Y Mijaín completó: valentía.
Tenía el santo creativo claro, lo mismo sobre el colchón que después frente al montón de reporteros que andan tras él. «Bartolo dejó en la tierra al mejor». Otra joya de portada, al referirse a su padre, quien desde el cielo está gozando la grandeza de su hijo.
«Mamá tiene el clavo listo en La Herradura». ¿Qué tal ese titular? Pongo a los editores a escoger. En su casa natal, en el occidente de la Isla, hay una pared donde se cuelgan todas sus medallas. Y esta va, dijo él, como regalo a sus padres.
¿Quieren un título para amanecer?: «Una final espectacular entre dos cubanos». Así calificó lo que será hoy ante su compatriota nacionalizado chileno Yasmani Acosta, el último combate de Mijaín López en el deporte activo.
Y bromeó diciendo que Acosta le negó ese duelo en la pasada cita olímpica. Será muy bonito, aclaró.
Y en esa misma cuerda del adiós, una última pieza mediática: «Finito, Mijaín». Ahora sí termina. A la hora que suceda el combate por el oro debería haber parón competitivo. Nada más en París 2024. Nadie, jamás, ha conseguido cinco títulos olímpicos seguidos en una misma prueba. Estamos cerca de ver el primero. Y eso nadie se lo quiere perder.