Rosario Murillo: vicepresidenta de Nicaragua, hechicera y artífice de la represión contra los religiosos
La sombra de Rosario Murillo, vicepresidente de Nicaragua y esposa del presidente y dictador Daniel Ortega , parece estar detrás de la cacería de religiosos de los últimos días. El sábado pasado, el Colectivo Nicaragua Nunca Más denunció una nueva «escalada represiva» contra la Iglesia católica nicaragüense tras la detención de al menos 12 sacerdotes, «algunos de ellos con paradero desconocido y en situación de desaparición forzada», recogió la agencia EFE. Esa organización señaló que la nueva arremetida del Gobierno sandinista estaba focalizada principalmente en la Diócesis de Matagalpa, que estaba lidera anteriormente por el obispo Rolando Álvarez, quien fue detenido, encarcelado y posteriormente deportado -a principios de este año-, protagonizando uno de los casos más sonados de represión del régimen del matrimonio Ortega-Murillo contra religiosos. Detrás de esta persecución de religiosos estaría Murillo, que en varias ocasiones los ha acusado de ser «malvados» y «terroristas espirituales». Si bien en el pasado Ortega construyó una alianza estable con la Iglesia católica, con el fin de poder gobernar; desde las protestas de 2018, en el que esta estuvo del lado del pueblo, se convirtió en su férrea enemiga. A medida que crecía el odio por los religiosos por parte de Murillo se incrementaba, sin embargo, su obsesión por el esoterismo. Son muchos lo que se han hecho eco de esa particular inclinación de la vicepresidenta nicaragüense. Entre ellos se encuentra el exvicepresidente nicaragüense y escritor, Sergio Ramírez, que se refirió a este tema en su libro 'Tongolele no sabía bailar' (Alfaguara), prohibido en Nicaragua. En una entrevista con ABC, el premio Cervantes no descartaba que fuera este asunto el que más hubiera molestado al régimen y en especial a Murillo: «Narrar en una novela la naturaleza del régimen de Nicaragua, esto del esoterismo, de la brujería..., lo del consejero aúlico, que son adivinadores, eso existe; los árboles de la vida como símbolo del poder mágico...». El autor, exiliado en España tras cursar Ortega orden de detención contra él por traición a la patria, desvelaba en aquella entrevista aspectos que no pudo incluir en aquel libro por falta de espacio. «Otra cosa que es muy singular es que ahora las reuniones del gobierno se hacen alrededor de una estrella ardiendo de cinco puntas . Es increíble. Se traza un círculo y los ministros se sientan alrededor. Es como un aquelarre . Y utilizan un dron para que se vea la estrella completa«, señaló. La fascinación de los dictadores por las artes ocultas no es nada nuevo. De Perón a Fidel Castro, de Trujillo a Chávez, casi todos creían ciegamente en santeros, quirománticos y espiritistas. El caso de Rosario Murillo es diferente, pues hay quienes aseguran que la bruja es ella. Toda esa profusión de anillos, collares y pulseras de lapislázuli, turquesa y otras gemas con que se reviste de pies a cabeza son sus amuletos contra la mala suerte y garantía para alcanzar los sueños. Lleva hasta cinco sortijas en cada dedo, o el antebrazo forrado por un brazalete de plata grabada con la mano de Fátima, signo de protección entre judíos y musulmanes, según recoge el medio colombiano 'Semana'. Su madre, Zoilamérica Zambrana Sandino, provenía de Niquinohomo, cuna de los espiritistas y hechiceros más célebres de Nicaragua. Según el periodista Anuar Hassan, segundo esposo de Rosario, Zambrana leía las manos, consultaba la ouija y decía que se comunicaba con el espíritu de su pariente Augusto César Sandino, el héroe nacional. Rosario asegura que su hijo Juan Carlos es la reencarnación de este último. De su madre, Rosario recibió una baraja española con la que se inició como vidente. Su propia hija, Zoilamérica Narváez Murillo , le confirmó al programa Nicaragua investiga la extraña vida de su madre: «Cuando una persona intenta estar tan alejada de la realidad como lo está ella, tiene que recurrir a creencias que la hagan salir de este mundo de alguna manera».