No pinta demasiado bien para la primera prueba tripulada de Starliner, la nave de Boeing que pretende convertirse en el 'taxi espacial' de la NASA a la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés). En una conferencia de prensa, responsables de la agencia espacial estadounidense han admitido que están «abiertos a múltiples opciones» para que los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams vuelvan a casa. Entre las posibilidades, su viaje podría alargarse de la semana prevista en un principio a ocho meses -y ya llevan dos meses en la órbita terrestre- debido a los problemas que la nave de Boeing ha presentado durante el vuelo de prueba. Además, de ser así, volverían en una de las naves de Elon Musk. «Estamos sopesando todas las posibilidades. No descartamos la vuelta de la tripulación en la Starliner, pero estamos discutiendo todas las opciones posibles», ha explicado Ken Bowersox, administrador asociado interino de la NASA para la Dirección de Misiones de Operaciones de Exploración Humana. «Cuando comenzamos esta misión, era una misión de prueba. Sabíamos que potencialmente tenía un riesgo mayor. Ahora estamos en un punto en el que vemos un riesgo adicional que se encuentra en una banda de incertidumbre bastante amplia, así que tenemos que comparar todos esos riesgos y sopesaremos todo eso al tomar nuestra decisión final». Aunque ya desde el diseño ha sido un camino complicado, los actuales problemas de la Starliner comenzaron una vez alcanzó la órbita terrestre, donde la nave registró una fuga de helio. No acabaron ahí los contratiempos: durante las maniobras de acoplamiento a la ISS, los tripulantes informaron de que algunos propulsores estaban fallando . Finalmente, a la segunda, Williams y Wilmore consiguieron atracar en la estación espacial. A partir de ahí empezaron toda una serie de pruebas, tanto en la nave acoplada a la ISS como con una réplica de los propulsores en las instalaciones de la NASA de White Sands, en Nuevo México, para saber qué había ocurrido. Si bien desde Boeing se mostraron bastante optimistas después de los test -incluso llegaron a apuntar a agosto como fecha para el regreso de Williams y Wilmore-, la NASA siempre se mostró más cautelosa . Ahora, los representantes de la agencia espacial han explicado que Boeing aún desconoce la causa exacta detrás de los fallos. «Aquí hay dos planteamientos. Boeing confía en los resultados de los vuelos previos, los test realizados en órbita -los 27 propulsores de la Starliner se encendieron correctamente en las pruebas- y los experimentos en tierra en White Sands. Pero desde la NASA queremos saber más acerca de la información recabada y de la física detrás de los fallos para reducir el umbral de incertidumbre al máximo. Entre todos estamos en comunicación constante para tomar la mejor decisión», ha indicado por su parte Steve Stich, responsable del Programa Comercial Tripulado de NASA. Ocurra lo que ocurra, la decisión deberá tomarse «en las próximas semanas, a mediados de agosto», ya que en caso de que se decida que los astronautas no vuelven en la Starliner -que se desacoplará de forma automática y regresará a la Tierra vacía-, utilizarán la nave Crew Dragon de SpaceX, compañía propiedad de Elon Musk. Pero no en cualquier momento: para no desajustar los calendarios de la ISS, Williams y Wilmore retornarán en febrero del año que viene con la tripulación de la misión Crew-9, que además «sufrirá» las consecuencias y, aparte de ser retrasada más de un mes (estaba previsto que despegara el 18 de agosto, pero ahora no partirá hasta el 24 de septiembre ), pasará de cuatro integrantes a dos (la tripulación en este momento está configurada con los astronautas de la NASA Zena Cardman, Nick Hague y Stephanie Wilson y el ruso Aleksandr Gorbunov). Ante la posibilidad de que su viaje se amplíe ocho meses, Dana Weigel, responsable del Programa de la ISS de la NASA, asegura que Wilmore y Williams están preparados. «Es una situación común a la que se exponen los astronautas y sabían que podía pasar. Estamos en constante contacto con ellos y forman parte del grupo de decisiones». «Ellos quieren volver en septiembre, pero están listos, son astronautas y pilotos de prueba consumados, así que son muy profesionales y apoyarán cualquier decisión que tomemos», indicó por su parte Bowersox. Starliner lleva años de retraso debido a múltiples problemas con el diseño y, más tarde, en las pruebas sin tripulación. El primer viaje de la nave en 2019 acabó en fracaso debido a que los instrumentos de navegación de la sonda se desorientaron del destino final programado, la ISS. La segunda prueba tuvo lugar en 2022 y aunque esta vez si consiguió llegar al laboratorio orbital, se registraron algunos fallos en la reentrada y el aterrizaje. Todas estas situaciones retrasaron la prueba con tripulación, que por fin se lanzaba el pasado 5 de junio. La compañía aeroespacial se juega mucho en este primer vuelo tripulado, ya que su principal competidor, SpaceX, lleva volando de forma regular a la ISS desde 2020.