La Real volvía a la competición más prestigiosa de Europa tras unos años en el infierno de Segunda y un meteórico ascenso hasta la Champions. Ha pasado más de una década, pero hablar de la Liga de Campeones por aquel entonces era una heroicidad, ahora sería cumplir con un objetivo ambicioso pero a la vez realista. Así ha sido hasta ahora, al menos. Aquella tarde de agosto la Real visitaba al Olympique Lyonnais en la ida de los ‘play offs’ que daban acceso a la fase de grupos de la Champions. El conjunto de
Jagoba, que había logrado una histórica cuarta plaza en la 12-13 de la mano de
Montanier, tenía la oportunidad de devolver a la Real al torneo de las estrellas.
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