Definir el tortismo, esto es, seguidor incombustible de Juan el Torta, cantaor desde la jondura del dolor y los repelucos del drama, es un empeño inútil, un afán heroico. Un reto solo al alcance de escritores que se tratan con los malditos, con las espinas antes que con las rosas, con los demonios antes que con los ángeles. Hace tiempo, cuando lo entrevisté para ABC, Eduardo Pastor, otro paradeño sublime junto a Javier Salvago y Álvaro Pastor, había presentado en sociedad su libro sobre Villalón, 'Centauro de pena'. En aquella entrevista me adelantó que tenía pendiente una deuda con Juan el Torta, del que recababa informaciones en prensa, televisión y amigos cercanos, para escribir el libro que ya está en...
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