Los salarios de las monarquías europeas siempre han sido tema de debate y controversia, alimentando las discusiones sobre la transparencia y la sostenibilidad de estas instituciones. Mientras que algunas Casas Reales han tomado medidas para reducir gastos y hacer públicas sus cuentas, otras siguen envueltas en opacidad. Esta situación pone de manifiesto la enorme disparidad en las retribuciones de los monarcas del viejo continente, donde los ingresos varían desde cifras relativamente modestas hasta sumas astronómicas. Desde su ascenso al trono en 2014, Felipe VI (56 años) ha trabajado para una monarquía más moderna y transparente. En 2023, el Rey Felipe recibió una retribución de 278.727,98 euros, lo que representa un ligero aumento respecto al año anterior. La Reina Letizia (51 años) percibió 153.291,23 euros, mientras que la Reina emérita Sofía recibió 125.429,42 euros. En total, la Casa Real española tuvo un presupuesto de 8,43 millones de euros para el año 2023, donde solo un 6,4% corresponde a los salarios de los monarcas. Mónaco, a pesar de ser una de las Casas Reales más pequeñas, tiene uno de los presupuestos más elevados. En 2020, recibieron 48 millones de euros , y el Príncipe Alberto (66 años) tiene una fortuna personal estimada en aproximadamente 1.000 millones de dólares. Se sabe que, antes de la pandemia, Alberto recibía más de 13 millones de euros para gastos personales , cifra que redujo a 8 millones de euros anuales. Sin embargo, la gestión financiera del Principado sigue siendo opaca, y no se conoce con precisión el verdadero salario del Príncipe. Federico de Dinamarca (56 años), tras acceder al trono, ha visto su salario incrementarse notablemente. En 2023, el nuevo monarca recibió unos 20 millones de euros, aunque de esta cifra se deben deducir los salarios del resto de la Familia Real. Antes de su ascenso, como príncipe, Federico tenía una renta mensual de 255.000 euros. La Reina Margarita II, ahora emérita, recibirá este año 1,6 millones de euros para sus gastos personales. El Rey Guillermo de Holanda (57 años) percibe un salario anual de alrededor de un millón de euros , una cifra que ha ido reduciendo en los últimos años por las críticas. El presupuesto total de la Casa Real holandesa es de más de 75 millones de euros , incluyendo el mantenimiento de palacios, viajes y salarios del personal. Además, la Princesa Amalia ha decidido utilizar su asignación para cubrir los costes asociados a sus funciones. En Noruega, los miembros de la familia real recibieron unos 30 millones de euros en el último año. Sin embargo, la distribución exacta de esta cantidad es desconocida. El matrimonio real, compuesto por el rey Harald V (87 años) y la Reina Sonia, había recibido hace cinco años 1,5 millones de euros. La Casa Real de Suecia recibió en 2023 una subvención anual de 13 millones de euros. De esta cantidad, 6,5 millones se destinan a cubrir los gastos oficiales del Rey Carlos Gustavo (78 años), que recibe 1,5 millones de euros. Su hija, la Princesa Victoria, gana cerca de 400.000 euros. La Familia Real británica es una de las más ricas, con 102 millones de euros aportados por los contribuyentes para cubrir sus gastos en el último año. Carlos III (75 años) y su hijo, el Príncipe Guillermo (42 años), reciben además ingresos privados de los Ducados de Lancaster y Cornualles, que ascienden a más de 45 millones de euros al año. El Rey Felipe de Bélgica recibe una asignación anual de 12,5 millones de euros, ajustada por la inflación. Otros miembros de la Familia Real también reciben emolumentos, como el ex Rey Alberto II, que percibe 980.000 euros al año , y la Princesa Astrid, con 341.000 euros. En Luxemburgo, el presupuesto del Gobierno para la Maison du Grand-Duc fue de 19,2 millones de euros en 2023. El gran Duque Enrique recibió 523.103 euros para gastos personales, mientras que su heredero, el Príncipe Guillermo, percibió 217.985 euros. Al comparar las diferentes monarquías europeas, queda claro que la gestión de los fondos públicos y privados de las Casas Reales varía enormemente. La transparencia en los gastos y la justificación de los ingresos siguen siendo un desafío para muchas de ellas. Sin embargo, lo que es innegable es que las disparidades salariales reflejan no solo las diferencias en la riqueza y los ingresos nacionales, sino también las distintas expectativas y exigencias que los ciudadanos tienen de sus monarcas en el siglo XXI.