El equipo de Guardiola se sobrepuso al tanto inicial del Ipswich con una remontada en menos de cinco minutos en el restreno de Gündogan.
Victoria sencilla del Manchester City en su estadio ante un rival a priori asequible. Aunque, eso sí, con un susto inicial que hizo a los de Guardiola tener que esforzarse al máximo para terminar goleando al Ipswich Town. Haaland sigue imparable, De Bruyne vuelve a los mandos del equipo y Gündogan se reestrena con la camiseta celeste en el festival de goles de los campeones de la Premier, que siguen en su camino hacia el repóker.
El partido comenzaba con una sorpresa que ninguno esperaba. Tras unos primeros minutos de dominio citizen, el Ipswich Town lograba adelantarse gracias a una rápida contra. En un par de pases, Szmodics se plantó delante de Ederson y logró desatar la locura de la grada visitante. ¿Y si lograban el milagro?
Poco duró la alegría, pues en pocos minutos el equipo de Guardiola le daba la vuelta. Nada más sacar de centro, la agresividad de los futbolistas se notaba. Savinho ‘arrancó la moto’ por la derecha y provocó el penalti de Davis. El árbitro lo señaló y Haaland no tuvo más que engañar al portero para igualar. El noruego volvía a su campo con gestos claros de que quería más. La remontaba solo había comenzado.
Un minuto después, la presión del conjunto celeste provocaba el error del portero para que De Bruyne robara y empujara a placer al fondo de la portería. En un abrir y cerrar de ojos le habían dado la vuelta al luminoso. Una decepción tremenda para los recién ascendidos, a los que la miel les duró poco en los labios.
La fiesta no terminaba ahí, pues otra vez en un ataque rapidísimo Haaland cogía la pelota en carrera y sorteaba a Muric, que erraba nuevamente en la salida. El noruego, con la portería vacía, no perdonaba para poner el segundo en su cuenta. Minuto 12, 0-1; minuto 16, 3-1. Esto es fútbol, esto es la Premier y esto es el City de Pep.
La segunda parte no tuvo mucho ritmo. El Manchester calmó el partido a través de la pelota, ante un Ipswich que solo podía defenderse y esperar a una oportunidad a la contra. Pocas ocasiones, poco juego y un resultado muy controlado por los locales. No es momento de hacer sobresfuerzos, sobre todo viendo la temporada tan larga que se avecina.
Casi sin emoción sobre el verde, hasta que Guardiola miraba al banquillo y desataba a la afición local. Ilkay volvía a su casa y el público lo sabía. «It?s coming home, Gündogan it?s coming home», cantaban felizmente. Todo salía a pedir de boca, salvo la lesión de Kovacic, que por el bien de su equipo esperemos que se quede en un golpe. Sin embargo, ni siquiera la vuelta del hijo pródigo alteró el plan del City, que seguía adormilando el partido a través de eternas posesiones.
Aunque, cuando parecía que el partido iba a terminar con el 3-1, Haaland se encargó de sumar su último y definitivo tanto a su cuenta. Cerró el ‘hat-trick’ con un golpeo tenso desde la frontal al palo corto. Contento Guardiola, contento el noruego y contenta la afición.
Pese a la pesadilla inicial, el Manchester City puede dormir esta noche a pierna suelta habiendo hecho los deberes. Esto solo acaba de comenzar, pero el equipo de Guardiola vuelve a demostrar que en su casa va a ser muy complicado ‘rascar’ puntos y que siguen siendo los máximos favoritos al título.
/Marca