Familia de enfermera fallecida por choque de patrulla enfrenta duelo y silencio de autoridades: ‘La vida cambió en un segundo’
Cuando una pareja se casa, prometen amarse “hasta que la muerte los separe”. Para Fabiola Arguedas y Kevin Ugalde, ese doloroso día llegó mucho antes de lo que imaginaron, tan solo un año y ocho meses después de unir sus vidas en matrimonio.
La noche del 20 de agosto, Fabiola, una enfermera dedicada, de 26 años, regresaba a casa tras completar su turno en el Hospital Clínica Bíblica. En su trayecto, fue embestida por una patrulla de la Fuerza Pública, que escoltaba una ambulancia en la que viajaban dos heridos por arma de fuego, quienes posteriormente fallecieron en un hospital.
Arguedas tenía el semáforo en verde al cruzar una intersección, pero la unidad policial “se saltó” el semáforo en rojo e impactó violentamente su vehículo, lo que causó su muerte instantánea.
“Alegre, servicial, estudiosa, esforzada y trabajadora”, son algunas de las cualidades con las que sus seres queridos describen a la joven.
Con lágrimas y alguna sonrisa melancólica, la familia de Fabiola—su esposo Kevin, su madre Carla Arguedas, su hermana menor Fátima, y dos amigos cercanos, Diego y Gabriela—recibieron a un equipo de La Nación para compartir, desde el respeto, cómo enfrentan esta dolorosa y repentina tragedia.
Como cualquier otro día laboral, ese martes Kevin esperaba a su esposa en casa. Aunque ella solía quedarse un poco más allá de su horario para terminar de entregar a los pacientes, esa noche decidió salir puntual, pues al día siguiente tenía que trabajar a las 6 a.m.
“Me dijo que no quería llegar tan tarde a la casa. Yo le dije que estaba bien, y eso fue lo último que hablamos”, recordó Ugalde, visiblemente conmovido. Antes de salir, Fabiola le compartió su ubicación en tiempo real, para que él pudiera seguir su recorrido hasta su hogar en San Joaquín de Heredia.
El viaje comenzó con normalidad, pero minutos después, Kevin notó que la ubicación de Fabiola se detuvo en Barrio Los Ángeles. Preocupado, pensó que tal vez estalló una llanta o que el carro sufrió alguna falla. La llamó repetidamente y le envió mensajes, pero no recibió respuesta.
Desesperado, contactó a su amigo Diego, quien lo acompañó hasta la ubicación marcada. Mientras se dirigían al lugar, recibió una llamada del hospital donde trabajaba su esposa, donde le informaban que un oficial de la Fuerza Pública reportó un accidente en el que una enfermera del hospital estaba involucrada.
Con la esperanza de poder asistir a su esposa, Kevin llegó al lugar del accidente, pero la realidad lo golpeó cruelmente. “Cuando llegué, no me dejaron pasar. Solo me permitieron recoger sus pertenencias, pero ella ya no estaba. La vi hasta el día siguiente”, narró.
Doña Carla, madre de Fabiola, se enteró de la tragedia cuando Kevin la llamó desde el lugar. “Kevin me dijo: ‘Fabiola se nos fue’. Yo pensé, ¿cómo se va a ir mi hija? Me mencionaron un accidente y una patrulla. Al principio creí que solo estaba herida, pero Kevin me dijo que el policía le había dicho que ella ya no estaba con nosotros”, recordó la madre entre lágrimas.
Consternada, Carla aguardó en casa por el regreso de su hija, pero esta vez en un féretro. Llamó a sus familiares para informarles la terrible noticia, y pronto, la casa se llenó de compañía y consuelo.
A pesar del inmenso dolor, en los ojos de doña Carla, una maestra de matemáticas, brilla una luz de esperanza y consuelo. En el pasado, enfrentó otros duros golpes de la vida: hace un año, perdió a su madre a causa del cáncer y, dos años atrás, falleció su esposo.
“Por lo que pasó mi mamá y por las cosas que Fabiola veía en el trabajo, un día me dijo que si le daba un cáncer, que la dejara ir. Dios supo lo que hacía y la escuchó. En lugar de dejármela mal, prefirió llevársela”, afirmó Arguedas.
La señora reveló que su hija tenía muchos sueños por cumplir: planeaban viajar a Argentina, asistir al Mundial 2026 en México, Estados Unidos y Canadá, y formar una familia. Incluso, dijo que Fabiola ya tenía decidido quién organizaría la fiesta de revelación de género de sus futuros hijos.
“Todos los días le pregunto a Dios por qué se la llevó, si estaba tan joven, si tenía tantos sueños, tantas esperanzas… Pero todo hay que ponerlo en manos de Él”, añadió, resignada.
Desde el accidente, Kevin decidió quedarse en la casa de su madre, pues el dolor de estar en el hogar que compartía con Fabiola es abrumador. “Tenemos mascotas que son como nuestros hijos. Cuando voy a bañarme, lloro porque se vienen muchos recuerdos”, confesó.
A pocos días de la pérdida de su esposa, intentó distraerse y asistió a una actividad a la que lo invitaron. Al salir a comprar lo necesario, instintivamente buscó a su esposa, pero enseguida recordó que ya no estaba.
Comentó también que cuando recoge a su perrito de la guardería, ya no sabe a quién avisarle, pues antes siempre le contaba a su pareja cómo estaba el animalito. “La vida me cambió en un segundo”, expresó.
Con la voz quebrada, Kevin, quien se dedica a un negocio familiar de rotulación, confesó que vive con un “cargo de conciencia”, pues fue él quien sugirió a Fabiola comprar el carro en el que sufrió el accidente.
Antes, ella utilizaba el vehículo de su madre, pero este consumía más combustible, así que juntos decidieron invertir en el nuevo automóvil. Sus seres queridos le insisten en que él no tiene nada que ver con lo que ocurrió.
La historia de amor entre ellos floreció en plena pandemia de Covid-19. Un día, mientras estaba en su casa, Kevin recibió una solicitud de amistad en redes sociales; era Fabiola. Comenzaron a hablar y pronto se enamoraron profundamente.
Durante un viaje a la playa, Kevin le propuso matrimonio, y ella aceptó emocionada. Sin embargo, primero terminó su carrera de Enfermería en la Universidad de Costa Rica (UCR), de donde se graduó con honores.
Hace pocos meses, y tras una propuesta en su trabajo, Fabiola tomó un curso de investigación en la UCR, del cual también se graduó con excelencia académica. El plan, era que realizara investigaciones y las publicara en la revista del centro médico para el que trabajaba.
Finalmente, en enero de 2023, Fabiola se casó con Kevin, a quien llamaba “su compañero de vida”. Juntos, comenzaron a planear un futuro lleno de viajes y sueños por cumplir. En julio visitaron Colombia, y poco antes también viajaron a México. Con la ilusión de ir al Mundial, pronto empezarían a tramitar la visa americana y canadiense.
“Amándonos en otro lugar mundo. Solo le pido a Dios más vida juntos para seguir disfrutando a tu lado, gracias por tu amor y buena compañía, te amo completamente”, le escribió Fabiola a su esposo en redes sociales durante uno de sus viajes.
Además de su profunda relación con Kevin, la mujer tenía un vínculo aún más fuerte: su fe en Dios. Fue catequista y, en 2019, viajó a Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), donde tuvo la oportunidad de conocer al papa Francisco.
Precisamente, fue su cercanía con Dios lo que la llevó a dedicar su vida a sanar y servir a los demás. Tenía un don especial para ello. Antes de trabajar en el centro médico privado, laboró en un albergue del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y en Casa de Betania, un hogar de retiro para monjas.
Fátima, la hermana menor de Fabiola, recordó con ternura cómo jugaban juntas, a pesar de los 10 años de diferencia. Su ausencia es difícil de asimilar, pero la adolescente ve en su hermana una inspiración para seguir adelante con sus estudios. Aspira a convertirse en contadora, y actualmente cursa un técnico en esa especialidad en su colegio.
Despedida inesperada
“Fabiola se ganaba el corazón de cualquiera. Si alguien se enfermaba, ella iba a inyectarlo a la hora que fuera”, recordó Diego, amigo de Kevin desde la infancia, quien también se hizo cercano a Fabiola.
Diego y su pareja, Gabriela compartían semanalmente con Kevin y Fabiola, junto a un grupo de amigos que sumaba al menos 10 personas. Gabriela mencionó que, días antes del accidente, sin saberlo, todos pudieron despedirse de Fabiola.
El viernes anterior al accidente, organizaron una “cena navideña”. “La idea surgió porque pensamos que si hay Gordito de medio año, también debería haber cena navideña de medio año, y así fue”, explicó Diego.
Intercambiaron regalos, cenaron, e incluso disfrutaron de un pastel e hicieron un brindis. Para la mayoría, fue la última vez que compartieron con Fabiola.
Ese día, la enfermera también encontró una foto que tenía solo con Gabriela y se la mostró, algo que no solía hacer. “Me dijo: ‘Gabi, vea qué foto más linda me encontré’. Y esa fue la foto que puse cuando ella falleció. Ella la escogió”, comentó Gabriela.
Sin contacto con autoridades
Los allegados de Fabiola expresaron su descontento ante la falta de respuesta por parte del Ministerio de Seguridad Pública (MSP), la dirección de la Fuerza Pública y otras entidades gubernamentales. Hasta la fecha, “ni siquiera para darles el pésame” se comunicaron.
Además, no recibieron ningún tipo de apoyo relacionado con las honras fúnebres de la joven, ni se les informó sobre el destino de los oficiales involucrados en el trágico incidente.
De quienes sí recibieron un apoyo significativo, y lo manifestaron con emoción, fue del hospital donde trabajaba Fabiola y de sus compañeros. Ellos asisten sin falta a los rezos y colaboran en lo que pueden.
El Reglamento para Uso de Vehículos del Ministerio de Seguridad Pública (MSP) indica que es prohibido “irrespetar la Ley de Tránsito por Vías Públicas Terrestres y demás reglamentos”, el cual, en el artículo 104 de intersección de vías, prohíbe a las unidades de atención de emergencias lo siguiente:
“Los vehículos de emergencia que se desplacen en respuesta a un incidente de esta naturaleza, utilizando los dispositivos de alarma correspondientes, podrán continuar la marcha en una intersección con semáforo en luz roja o con señal de alto, no sin antes verificar que no hay circulación de vehículos en las vías que se intersecan”.
En una breve declaración emitida por el departamento de prensa del MSP, Marlon Cubillo, director de la Fuerza Pública, se limitó a indicar que el vehículo policial implicado en el accidente “se encuentra al día con la revisión técnica, con derecho de circulación y las condiciones eran aptas”. Además, destacó que el funcionario que conducía la patrulla contaba con la licencia y permisos necesarios para manejar ese tipo de vehículos.
Ante una consulta de este medio, este miércoles, el ministro de Seguridad, Mario Zamora, expresó sus condolencias a la familia de Arguedas y aseguró que se lleva a cabo una investigación sobre el accidente.
Explicó que, en casos como este, se siguen ciertos “protocolos para la conducción” de vehículos de emergencia, por lo que la investigación evaluará si los oficiales involucrados cumplieron con estos protocolos y determinará si es necesario modificarlos.
Zamora añadió que, como jerarca, no puede adelantar conclusiones antes de que se termine dicha indagación.
Los allegados de Fabiola manifestaron su intención de emprender acciones legales y urgieron a las autoridades a tratar este caso con la seriedad que merece.
“No le deseamos el mal a nadie, pasó lo que pasó y no podemos hacer nada. Pero pedimos tener paz, más conciencia y tener la cabeza fría antes de actuar”, expresó Kevin.
Por su parte, Alfonso Ruíz, abogado de la familia, resaltó la necesidad de establecer responsabilidades claras en este caso.
“Entendemos que no es un acto doloso, no es una voluntad consciente de los oficiales de Fuerza Pública de ese día provocar un accidente para matar a Fabiola, pero eso no los exonera de tener que cumplir con lo que legalmente corresponda”, comentó el letrado, quien llevará el caso junto a su socio, Alberto Delgado.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmó que el caso sigue en investigación, aunque no brindó más detalles sobre las acciones de los oficiales involucrados en el accidente.