Andrés Roca Rey: «Amo España y me da muchísima pena cuando los españoles no defienden su bandera»
Tiene nombre de playboy de los 70 o de estrella del reguetón, pero bajo esa doble erre late la épica de esa estirpe de guerreros que se enfrentan en solitario a todo un ejército. RR se planta ante el toro como un mástil y en un instante el mundo es un clamor de silencio, un millón de hormigas en el cielo de la nuca, un sinvivir enteramente literal. Aletea la muerte en torno a su verticalísima figura y sientes un clic de emoción lengua adentro. No ha llegado a este oficio para ser uno más, sino con el deseo de ser único, y lo es. Roca Rey, pétreo y regio, aspira a que su historia se escriba con la tinta de oro reservada a los héroes.
Me voy a poner solemne, o andaluz de remate. Tres eslabones de idéntico metal: Manolete, José Tomás, Roca Rey. Me va a decir que exagero, pero ¿realmente exagero?
Bueno… No sé qué decirte. Son dos toreros a los que he admirado toda mi vida. Manolete, por lo que he escuchado y leído de él, y por los pocos vídeos y fotos que hay, me hipnotiza. Me ha llamado siempre la atención más allá del toreo. Y qué te puedo decir de José Tomás… He tenido la suerte de haberlo visto en persona desde el tendido. ¿Me veo ahí? No soy yo quién para decir eso. Creo que tengo mucho por decir y escribir aún, y espero poder llegar a conseguir cosas tan grandes como las que han conseguido ellos.
Si le pido que me cite tres nombres de toreros de cualquier época que para usted sean imprescindibles, ¿se lo tiene que pensar mucho o le salen del tirón?
Juan Belmonte, Luis Miguel Dominguín, Manolete. Y añado Joselito el Gallo. Es difícil no poner cuatro.
«No hubo príncipe en Sevilla / que comparársele pueda, / ni espada como su espada, / ni corazón tan de veras». Lorca sangraba así por Ignacio Sánchez Mejías, pero podría valernos para usted. ¿Qué le sugiere la palabra «valentía»?
(Largo silencio). La valentía es pasar mucho miedo y ser capaz de sobreponerte a él. Hacer cosas muy grandes y mandar el miedo a otro sitio, aunque antes haya estado delante de ti.
Cuando lo están vistiendo para salir al coso, ¿en qué piensa, qué siente, qué extraña, qué le duele?
Hay veces en que sólo pienso en las ganas que tengo de hacer lo que más me gusta del mundo, torear. Otras, en sacar silencios o cosas ocultas que hay en mi interior. Y a veces tengo muchísimo miedo no sólo a que un toro me coja, sino a que me pueda matar...
¿Cree que en esos momentos asoma su yo más real?
La mayoría de las veces sí. Mi yo más real ha salido en momentos extremos y, obviamente, ponerse delante de un toro es algo muy extremo.
¿Por qué se equivocó el ministro de Cultura suprimiendo el Premio Nacional de Tauromaquia?
Porque es cultura. Hay personas que se equivocan cuando piensan que están poniendo reglas en sus casas, y lo primero que tienen que enseñarles, si es que no lo saben, es que se deben a un pueblo y que es el pueblo el que decide y manda. Mientras las plazas de toros se sigan llenando y la cultura de la tauromaquia siga levantando pasiones, nadie tiene derecho a quitar un premio.
¿Los toros son de derechas, como sostienen muchos antitaurinos?
La tauromaquia no es de derechas ni de izquierdas. A los toros va gente de todas las clases sociales e ideologías, y no creo que tenga nada que ver una cosa con la otra. Yo tengo el pasaporte español. España me ha dado cosas increíbles; es un país extraordinario que lo tiene todo. Nací en el Perú, un país en el que te sientes peruano. Amo a mi país y amo España, y me da muchísima pena cuando los españoles no defienden su bandera. Como cuando te pones una camisa con la bandera de España y la gente dice que eres un facha.
Las Ventas, templo supremo, lo ama: ha salido cuatro veces a hombros por esa puerta. ¿Hay mayor gloria para un torero que esa?
Los días más felices e importantes de mi vida los he pasado toreando en Madrid. Y los más duros. En Madrid todo se pone al límite: los nervios, las ganas, tus sueños. Es donde suelen pasar cosas. Madrid te puede poner en lo más alto y también en lo más bajo. Y ya no solamente para el toreo y la afición, sino mentalmente.
Esta sección lleva por título «¿Tienes fuego?». Señor Roca Rey: ¿tiene fuego?
Por supuesto que tengo fuego, y eso que no fumo. Hay que tener sangre y fuego, claro que sí. Llenarse de pasión y entrega. Y no sólo para torear, sino para vivir la vida.