Masificación del gas: hay que devolver los favores, por Humberto Campodónico
El 2 de mayo de este año, el Congreso decidió que el Proyecto de Ley 679 para establecer la tarifa nivelada del gas natural a nivel nacional se quedaba “estacionada” en el Cuarto Intermedio. Eso quiere decir que el PL no regresa a la Comisión de Energía y Minas, aunque sigue estando en la agenda del Pleno. ¿Hasta cuando? Solo Dios lo sabe.
El PL 679 fue enviado por el Ejecutivo al Congreso en noviembre del 2021 (ya van a ser tres años) y aún no se aprueba. En el interín, el PL se aprobó por el Congreso en marzo del 2022, pero con cambios sustanciales con respecto a la tarifa nivelada. Por ello, el Ejecutivo lo observó y lo devolvió al Congreso 20 días después. Y allí se ha quedado.
La demora para aprobar y discutir la tarifa nivelada contrasta con otros proyectos de ley que sí son aprobados en el Congreso, no solo en pocas semanas sino en pocos días, como se demuestra en las controversias con la Junta Nacional de Justicia y otras que todos conocemos.
La pregunta acá es ¿por qué no se aprueba la tarifa nivelada, que beneficia a todos los usuarios, ya que se pagaría un solo precio por el gas a nivel nacional, como sucede con la gasolina? La respuesta más probable es que hay intereses particulares que se oponen a la tarifa nivelada porque ello afecta sus intereses. Eso dijo hace poco la Sociedad Peruana de Hidrocarburos: “Tal restricción solo protege a un grupo de cinco empresas comercializadoras de gas natural comprimido y gas natural licuado (GNL) que venden ese combustible en el interior del país, pero hasta 70% más caro que en Lima y Callao (Gestión, 7 de mayo 2024).
O sea que hay un pequeño número de empresas que no desean la tarifa nivelada de gas a nivel nacional. ¿Cuál es el cambio que le hicieron a la propuesta del Ejecutivo? Muy simple, han puesto en el PL que la tarifa nivelada solo rige para niveles de consumo muy pequeños, como los domicilios. Todos los que consuman una cantidad superior no tendrán la tarifa nivelada y tendrán que seguir pagando precios altos.
¿Quiénes son ellos? Respuesta: se trata del sector comercio, del sector servicios y de todas las industrias, desde las pequeñas hasta las más grandes.
¿Y eso que eso comprende a los grandes consumidores de Lima? Respuesta: no los comprende porque en Lima sí hay gas barato para todos los consumidores pues llega a Lima en un gasoducto desde Camisea. Eso no sucede con los demás consumidores de las provincias del Perú porque no hay gasoductos que las conecten con Camisea de manera directa.
Como no hay gasoducto con costo barato de transporte, el gas les llega a través de lo que se llama “gasoducto virtual”, que de gasoducto solo tiene el nombre pues se trata de su traslado en camiones cisterna desde la región Lima a las demás regiones del Perú. Y se traslada, justamente, con los camiones de las empresas comercializadoras del gas natural comprimido y del GNL que, como dice la SPH, lo venden 70% más caro que en Lima.
Entonces, con la tarifa nivelada los precios serán los mismos a nivel nacional y dejará de existir ese diferencial de ganancia para unos pocos que, a la vez, es perjuicio de muchos.
En una reciente entrevista Juan Manuel Rojas, de la colombiana Promigas que distribuye gas en el norte, dijo: “Cuando uno piensa en Lima y su área metropolitana, cómo se desarrolló la masificación del gas, hace 20 años se empezó con una garantía para el gasoducto que venía de Camisea a Lima. Esa garantía era un gravamen sobre la tarifa eléctrica y la pagó todo el país para que Lima tuviera en su momento el gas. Y eso pasó desapercibido. Todos los peruanos pagaron para que la capital lo tuviera. Hoy es el momento de que Perú sepa que Lima debería permitir la tarifa nivelada para el resto del país, para poder tener la masificación en el resto del país” (La República, “Veo en temas de gas a Perú como si fuera Colombia en 1993”, 25/8/2024).
Lo que dice el Ingeniero Rojas es 100% cierto. Pero en este nuestro país pareciera que la palabra de alguien que viene de afuera vale más que la propia. Y las implicancias de la tarifa nivelada son enormes. Otra vez es Rojas quien dice: “Hay que devolver los favores: ¿en qué sentido? Hay una inequidad porque los ciudadanos del norte pagan el doble del costo del gas que lo que se paga en Lima. Las industrias del norte del país pagan más caro y pierden competitividad con respecto al costo de Lima. Entonces, si uno quiere tener desarrollo regional, si uno quiere tener más equidad entre regiones del país, la tarifa nivelada es una buena manera de lograr” (ídem).
Eso es lo que sucede en las concesiones del norte del país, y también en las concesiones del sur. Pero la situación se agrava en la sierra central y la sierra sur porque ellas no tienen concesiones. Con la excepción de la región Huancavelica, que ha impulsado su propia concesión. Pero, claro, el precio del gas es caro igual porque viene por camiones pues no hay gasoducto.
Es por eso clave que haya tarifa nivelada del gas a nivel nacional. Como no la hay, el comercio, los servicios y el consumo domiciliario es más caro.
Pero hay alternativas. La primera e inmediata es la tarifa nivelada, que se financia con un pequeño recargo a las tarifas de los grandes usuarios de Lima, lo que se justifica por la necesaria reciprocidad: si desde el 2004 todo el Perú financió a Lima, ¿por qué ahora Lima no financia al resto del país? Eso es lo que está contemplado en el PL del Ejecutivo que el Congreso rechaza.
La alternativa de fondo es que se construyan gasoductos, lo que abarata el precio del gas y lleva a una “nivelación natural”. Tenemos por ejemplo que el gasoducto que va de Camisea a Lima pasa a 17 kilómetros de Ayacucho. Y ya está construido un ducto que llega a 4 kilómetros de Huamanga. A partir de allí se puede impulsar pequeños gasoductos a Huancayo, Abancay, la propia Huancavelica y también a Cusco y Puno. Esos proyectos, llamados de las “Siete Regiones” (Ucayali, Junín, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno), no se han materializado.
¿Por qué? Porque los proyectos de Proinversión planteaban que los propios proyectos financien la inversión. Y sucede que esos proyectos no tienen rentabilidad económica porque no hay los grandes consumidores (como en Lima las centrales de Chilca y las grandes industrias) que puedan dar un “subsidio cruzado”: que los más pudientes financien a los pobres.
Esos proyectos tienen “rentabilidad social”: permiten que los pobres paguen menos por la energía para cocinar, tener agua caliente y calefacción. Eso sucede en Colombia, Bolivia, Argentina, México, pero no en el Perú. Es una de las razones por las cuales esta regiones sienten y piensan que desde Lima los desprecian. Y cada día reaccionan más y más, como lo podemos constatar.
Por todas esas razones, hay que decirle al Congreso, para comenzar, que se apruebe, ya, la tarifa nivelada, tanto para el consumo domiciliario, vehicular, del comercio, los servicios y las industrias. Y después deben venir los gasoductos. Hay que devolver los favores.