Rusia declara «agente extranjero» a la editora del medio independiente Meduza
El Kremlin mantiene la cruzada contra la prensa crítica. El Ministerio de Justicia de la Federación Rusa ha declarado este viernes como «agente extranjero» a Galina Timchenko, fundadora y editora jefe de Meduza, un diario independiente ruso con sede en Riga, Letonia, desde 2014. Ya en abril de 2021, el Ministerio de Justicia ruso incluyó al portal en la lista de «agentes extranjeros»; y en enero de 2023, la Fiscalía General de Rusia declaró a Meduza «organización indeseable».
El comunicado emitido por el Gobierno ruso acusa a Timchenko de participar «en la difusión de mensajes e informaciones de agentes extranjeros a un círculo ilimitado de personas, se expresó en contra de la operación militar especial en Ucrania, difundió informaciones falsas sobre las decisiones y la política de las autoridades rusas».
Proekt, un medio de investigación incluido en la lista de «organizaciones indeseables» en 2021, afirmó que la decisión era un reconocimiento de la importancia del trabajo de Meduza. «Este estatus solo se concede a aquellos a los que las autoridades rusas temen por encima de todo, y significa que sus periodistas han seguido haciendo bien su trabajo», escribió el medio.
Las autoridades rusas también incluyeron este viernes en el listado de «agentes extranjeros» a Elena Lukyanova, abogada y profesora de la Universidad Libre, miembro del Comité Antibélico de Rusia. Además, la organización sin ánimo de lucro Iniciativa Civil contra los Delitos Medioambientales y la asociación Coalición Novosibirsk 2020, cuyos miembros habían sido declarados «agentes extranjeros» anteriormente, también fueron incluidos en el registro.
Según un recuento de la ONG OVD-Info, más de mil personas han sido procesadas en Rusia por criticar la ofensiva rusa en Ucrania. Casi la totalidad de los opositores de alto perfil han sido encarcelados o forzados al exilio, y miles de rusos han sido procesados y condenados a multas o penas de prisión por manifestar públicamente su desacuerdo con el Kremlin.
Las personas declaradas «agentes extranjeros» por recibir financiamiento desde el exterior no pueden ocupar cargos en la Administración pública rusa ni tener acceso a secretos de Estado, y deben cumplir determinadas normas como informar periódicamente sobre sus ingresos e identificar todas sus publicaciones.