Igual que hay una canción del verano, que es eso de 'Chiquitita', acabo de descubrir que existe también una canción del otoño. Pero la cosa no va de música, sino de algo peor. La canción del otoño, la tabarra del otoño, es que no acabamos de volver de las vacaciones cuando descubrimos solemnemente que tres o cuatro cacharros imprescindibles de la casa se han estropeado: —Manolo, ven a verlo tú, que me parece que la lavadora se nos ha roto... —¿Coge agua? —Nada, ni coger agua, ni hacer ruido, ni nada. Que se ha roto... —Tendrá las gomas picadas —que es lo que siempre decimos los que no entendemos de lavadoras. —No, las gomas picadas, no. Que no funciona... Y...
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