Roberto Celedón sobre el Plan Nacional de Búsqueda: “Se llega tarde, pero es muy valioso”
El pasado viernes, como cada 30 de agosto, se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. En Chile, la dictadura civil-militar hizo desaparecer a más de 3 mil personas, en un intento sistemático por erradicar la disidencia política e infundir terror en la sociedad. Este trágico legado sigue resonando en la memoria colectiva del país, subrayando la importancia de la verdad, justicia y reparación.
En conversación con la primera edición de Radioanálisis, el presidente de la Asociación de Abogados y Abogadas de Derechos Humanos de América Latina y el Caribe, Roberto Celedón, se refirió al aumento de las acciones negacionistas en diferentes países, calificándolas como “un mecanismo extraordinariamente perverso”.
“No solo es la vida de quien fue detenido y posteriormente desaparecido, sino que deja a la familia en un cuadro en el que nunca pueden desprenderse, en el que nunca pueden asumir la situación real que afecta a su hijo, a su marido, etcétera”, afirmó el abogado.
En esa misma línea, Celedón recordó la Operación Cóndor y cómo la dictadura de Augusto Pinochet la generalizó como un procedimiento, estrategia que según el dirigente fue “extremadamente brutal”, ya que formó parte de “la expresión genocida” de la dictadura.
“Es la representación de la eliminación del adversario, sin derecho de ningún orden, sin derecho a ser sometido a la justicia”, explicó.
Respecto al Plan Nacional de Búsqueda de víctimas de desaparición forzada durante la dictadura, Roberto Celedón opinó que “se llega muy tarde” con esta iniciativa, dado que: “Hay información, no puedo decir que oficial, de que en el año 2002, durante la presidencia de Ricardo Lagos, se quemaron todos los archivos de los organismos de inteligencia“.
A pesar de lo anterior, Celedón expresó que el plan impulsado por el Gobierno del Presidente Gabriel Boric “es algo valioso”. Por ello, destacó que “si bien está lleno de interrogantes respecto al éxito que tendrá”, es “algo importante” porque “no renuncia a la normalización del mal”.
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