Tomarse un tiempo sabático en Sitges
Demos una vuelta por el Paseo de la Ribera, donde se encuentra desde 2011 un conjunto escultórico que representa a los artistas Santiago Rusiñol y Ramon Casas, en Sitges, una localidad que respira arte por los cuatro costados. No en vano, muy cerca de ahí está el Museo del Cau Ferrat, Monika Zgustova, radicada en Sitges desde los años ochenta, en su libro "La intrusa. Retrato íntimo de Gala Dalí".
Esta escritora habló de cómo en 1929 la pareja pasó una especie de luna de miel en Sitges, atraída por el hermoso paisaje frente al Mediterráneo y haberse convertido la villa en la residencia de artistas contemporáneos. Y es que, junto al citado museo, se puede visitar la Parroquia Bartomeu i Santa Tecla, del siglo XVII, que guarda retablos, pinturas al fresco, tallas de madera policromada, e incluso un órgano barroco y un sepulcro de un señor feudal del siglo XIV.
Asimismo, la historia de Sitges es posible rastrearla mediante la ruta “Casas de los Americanos”, en torno al legado de aquellos catalanes que decidieron hacer las américas y se reinstalaron en su tierra de forma adinerada; además, se pueden conocer personalidades locales tan interesantes como Miquel Utrillo Morlius, uno de los directores artísticos de la Exposición Universal de Barcelona de 1929 y colaborador en la creación del Pueblo Español de Montjuic.
Por otro lado, es posible familiarizarse con los viñedos de la zona mediante el llamado “Itinerario de la Malvasía”, en que se puede conocer todo lo relativo a este vino autóctono dulce, que lleva en la comarca desde hace seis siglos y cuya información (y degustación) proporciona el Centro de Interpretación de la Malvasía de Sitges. Por otra parte, el establecimiento que procedemos a recomendar vivamente para hacer noche o comer en Sitges, el hotel Sabatic, cuenta con vino y cava propios, ambos deliciosos.
Hotel Sabatic
Todo lo relativo a este lugar complacerá al visitante, desde la atención de todo el equipo de profesionales hasta cada uno de sus espacios, de estilo exquisito y elegancia y confort máximos. El lema del Sabatic Sitges Autograph Collection es: “donde se viven los sábados”. Y ciertamente, como apunta el magazine que da la bienvenida al huésped, “¿y si siempre fuera sábado?. Hay una gran diferencia entre utilizar el tiempo y disfrutarlo”.
A buen seguro que cada segundo en semejante hotel de la cadena Marriott se vivirá gozosamente, ya sea en una de sus increíbles 90 suites, cada una de ellas equipada con una sala de estar cómoda e independiente y terrazas con vistas al mar, ya sea en una de sus dos piscinas (una familiar; la otra para adultos, la cual cuenta con servicio de comida y bebida desde la barra del Pool Club). Y para tal gozo, nada como tener todo lo necesario para conocer el entorno más allá de las instalaciones del hotel, que proporciona servicio de transporte a la playa (a pie son 10 minutos), a la estación de tren y al centro del pueblo, además de bicicletas de paseo y motos eléctricas.
Al alojarse en el Sabatic Sitges, al huésped le espera una habitación con un altavoz Marshall con carta de música y un kit para preparar el vermut sitgeano, acerca del cual también se puede aprender a media tarde con un experto en la materia. El Fitness Club, una sala del gimnasio abierta al jardín, con toda una serie de clases de yoga, pilates y fitness y entrenamientos personalizados (también en cada cuarto hay un kit de entrenamiento si se desea hacer ejercicio ahí), más otros alicientes como eventos de música en directo y con DJ –en el bar, que tiene un variado menú de cócteles exclusivos–, cine al aire libre o el llamado Winter Lounge, que cuenta con una chimenea y una mesa de billar y otros juegos, completa una estadía de ensueño.
Pero
esta no sería redonda si no se contara con la mejor de las gastronomías, por
supuesto. Y ahí aparece el restaurante Pasatempo, de gran belleza y modernidad
desde el punto de vista arquitectónico y que tiene una carta de
extraordinaria calidad, abundante y diversa. Sus arroces (negro de sepia y calamar con alioli de
perejil, o de gambas, o meloso de ternera…), buñuelos de
bacalao con alioli, filetes de anchoa con pan con tomate, berenjena a la parrilla lacada con tomate
seco, lubina, ventresca de atún o rodaballo a la brasa, más su cordero con
satay y verduras de temporada o su chuletón de ternera o entrecot con patatas
fritas y pimiento asado en salpicón, todo ello, convierte cada comida en un
rato sabático, con la guinda de una serie de postres sabrosísimos, a destacar
una especialidad local, las orelletes de Sitges con miel de flores y anís.
Restaurantes Alfresco y Nem
Este oasis de bienestar y placer se encuentra en una villa, además, que está llena de una enorme cantidad de establecimientos de restauración magníficos. Entre ellos, hay dos maravillosos lugares: por un lado, el restaurante Alfresco, fundado en 1997, al mando del cual está Xavier Vaccaro. Ojo, no abre al mediodía (su horario es: martes a domingo de 19.30 h a 23.30 h), y eso constituye un atractivo de por sí porque su ambiente es crepuscular y nocturno, creando un ambiente de refinada penumbra, romántico.
Puede disfrutarse allí, para empezar, de una nutrida carta de cócteles, con o sin alcohol, para seguir con entrantes como la burrata D.O. Puglia (tomates semisecos, ajos confitados, pistachos, vinagreta mediterránea…), o gambas salteadas estilo thai. Se trata de un local lleno de sorpresas exóticas para el paladar, como la muhammara de pimiento, la ensalada asiática o las verduras con especias del África mediterránea. Koftas de alcachofas, vinagreta de nduja, cerviche de corvina, patatas ratte y un sinfín más de platos con nombres sugerentes pueden acompañarse con curri, filete de rape, tartar de atún yellowfin, salmón estilo vietnamita, carne Angus, pularda a la sal, etcétera. A lo que hay que añadir delicatesen dulces como el clásico pastel de chocolate Valrhona, tarta de queso o almendra, panna cotta de mango fresco con fruta de la pasión o helados artesanales.
Por otra parte, no cabe sino que admirar la espectacular comida del restaurante Nem, que ofrece una relación calidad-precio simplemente inmejorable. Los propios socios, Gonzalo Aguirre y el magistral cocinero Lee Coulson (formado en Londres, con experiencia en restaurantes de lujo y en lugares como Vietnam o Barcelona), explican cómo su pretensión “siempre ha sido crear un restaurante acogedor, relajado y económico, donde nuestros clientes puedan disfrutar de una comida fresca y de temporada que cambia cada mes”. Y en efecto, menos unos cuantos platos que no varían, siempre cada semana hay algo nuevo que despertará el asombro del comensal.
El nombre Nem procede de "nem", un rollito vietnamita, y del término catalán “anem”, que significa “vamos”. En fin, ese vamos resulta una invitación, una bienvenida, a la degustación de un menú realmente sorprendente: no se pierdan sus patatas bravas, absolutamente excepcionales, por no hablar del fabuloso sashimi de dorada, lima, cilantro, boniato y chili, el roast beef con ajo blanco, melocotón, gouda y berros, el bacalao al curry rojo thai, pak choi y tamarindo, aparte del coulant de chocolate, mascarpone, café y amaretto, o el helado de yogur, romero y limón. La originalidad y exquisitez del Nem –y su precio irresistible a cambio del soberbio trabajo que realizan– invitan, en definitiva, a transformar ese “anem” en un “tornem”, en un volver continuo a Sitges. Para que en cada visita, cualquier día del año, se sienta como sábado.