S
i el verano llama a estar cada vez más rubias e incluso a imitar ese color dorado bañado por el sol,
el otoño e invierno suelen hacer que nos apetezca todo lo contrario,
siendo los tonos algo más oscuros, acorde con los meses de frío, nuestros favoritos. Una transición que encuentra en septiembre y en nuestras habituales ganas de hacernos un
cambio de look una buena excusa para dar el paso.
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