Por más que cada vez se hable con mayor asiduidad de la violencia sexual, por más campañas de sensibilización y por más información sobre esta lacra, se siguen produciendo casi cada día nuevos capítulos de agresiones. El último, según ha podido saber ABC, ha tenido lugar en una conocida discoteca del centro de la capital . El sujeto ha sido detenido y ha pasado a disposición judicial: uno de los empleados del establecimiento nocturno. En torno a las seis de la mañana del pasado sábado, una joven se acercó a la Comisaría Integral del Distrito de Centro Sur, en la calle de la Montera, para denunciar unos graves hechos. La chica, de nacionalidad irlandesa pero residente en Madrid, afirmó que acudía a denunciar una agresión sexual sufrida por una amiga, natural de Francia. Ambas tienen 21 años. Según explicó, esa madrugada, ambas habían salido de fiesta y entraron en un local de la zona. Estando allí, se las acercó un individuo, trabajador del negocio, y les invitó a varios chupitos. En principio, aquello parecía una deferencia sin más; incluso se hicieron fotografías con él, utilizando el teléfono móvil de una de clientas. «Pero mi amiga ha sido agredida sexualmente», incidió la denunciante. El relato de los hechos especifica que el sospechoso intentó primero sobrepasarse con la irlandesa. «Me cogió de la cintura y los pechos, pero conseguí zafarme de él», detalló: «Pero como no consiguió nada conmigo, se fue hacia mi amiga francesa». Luego, dijo, la vio llorando y la víctima le explicó que el individuo le había metido los dedos en la vagina, sin su consentimiento. Los agentes que estaban tomando nota de la declaración de la denunciante le preguntaron dónde se encontraba la chica en ese mismo momento. Contestó que no había querido denunciar, pero que ella sí lo estaba haciendo por ella. Le pidieron que la telefoneara y así fue cómo contactaron con la mujer y enviaron al Samur-Protección Civil a atenderla. Los sanitarios la trasladaron a la Fundación Jiménez Díaz, donde le aplicaron el protocolo especial para víctimas de violencia sexual. Tanto ella como su amiga fueron posteriormente a declarar a la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (Ufam) de la Jefatura Superior de Policía de Madrid , que se ha hecho cargo del caso. Los policías municipales de Centro Sur se personaron rápidamente en la discoteca, que había cerrado al público pero que aún tenía a trabajadores dentro limpiando y haciendo caja, entre otras labores. Los agentes penetraron por una puerta lateral y se entrevistaron con el encargado del local nocturno. Le explicaron lo sucedido y le preguntaron por el presunto violador. Y para identificarlo fue fundamental la foto que se había tomado con sus víctimas apenas unas horas antes y que obraban en el móvil de la chica irlandesa. El jefe de sala reconoció al hombre y dijo que por supuesto que lo conocía; es más, les informó de que se había marchado a su casa ya pero que les podría poner en contacto con él a través de su teléfono móvil. Así fue como le pidieron que se personara inmediatamente en el lugar y donde fue arrestado por una presunta agresión sexual. La legislación entiende que esta violencia ejercida sobre la mujer utilizando los dedos u otros objetos son motivo de violación. El detenido es un español de 57 años. La madrugada del 5 de septiembre, el empleado de un local de ocio observó cómo una mujer británica de 39 años y ebria que salía de otra discoteca era asaltada por dos hombres y una mujer y la arrastraban por la zona de Huertas. Se la llevaron a un banco a la altura de la calle de Atocha, 41. Le sustrajeron todas sus pertenencias y la mujer y uno de los varones huyeron. Entonces, la agredida se quedó sola con el otro hombre, que comenzó a agredirla sexualmente, con sus dedos en la vagina; pero el violador, al percatarse de la presencia del testigo, echó a correr. Tras pasar por el protocolo de agresiones sexuales, no se pudo determinar que hubiesen utilizado sumisión química con ella. No hay constancia de que los delincuentes hayan sido detenidos.
