Un seguro contra los desastres del cambio climático
El cambio climático golpea con fuerza a las comunidades más vulnerables y perjudica la agricultura y la infraestructura, entre otros aspectos. Inundaciones, sequías y tormentas son cada vez más frecuentes, lo que perpetúa ciclos de pobreza y precariedad económica. Frente a este desafío, los seguros paramétricos se presentan como una solución no solo para proteger a las poblaciones, sino también para aliviar los presupuestos públicos.
A diferencia de los seguros tradicionales, que requieren una evaluación detallada de los daños para girar los pagos, los seguros paramétricos se activan automáticamente cuando un índice climático (como la cantidad de lluvia, la temperatura o la velocidad del viento) alcanza un umbral predefinido. Esto significa que si una comunidad sufre sequía y el índice de precipitaciones es bajo, un pago rápido ayuda a las personas a recuperarse antes de que la situación empeore.
Además de su eficiencia, los seguros paramétricos también alivian la presión sobre los presupuestos públicos, ya que transfieren el riesgo climático a los mercados globales de seguros y reaseguros. ¿Cómo funciona? Cuando un gobierno o una institución adquiere un seguro paramétrico, el riesgo financiero de los desastres climáticos se le traslada a la compañía aseguradora, que, a su vez, reparte el riesgo entre reaseguradoras globales. De esta forma, el costo financiero de los desastres no recae solo en los fondos públicos, sino que se distribuye internacionalmente.
El impacto es significativo para los gobiernos, que a menudo destinan grandes sumas a la recuperación después de los desastres naturales. Con los seguros paramétricos, los pagos provienen tanto de las aseguradoras como de las reaseguradoras globales, lo que facilita la liberación de recursos fiscales para otras áreas esenciales y mantiene la estabilidad financiera en tiempos de crisis.
Sin embargo, una de las principales barreras a este tipo de seguros es la falta de conocimiento y confianza en ellos. Aquí entra en juego el capital social organizacional, es decir, la capacidad de la gente para trabajar junta, apoyarse y confiar unos en otros. En términos sencillos, es la fuerza colectiva que impulsa la acción conjunta para resolver problemas comunes. Cuando las comunidades tienen un capital social fuerte, es más fácil hallar soluciones como los seguros paramétricos. La confianza entre los vecinos y las instituciones aumenta la disposición a participar en iniciativas, y la cooperación entre los miembros de la comunidad facilita la implantación de productos financieros que, de otra forma, parecerían complejos.
Para los formuladores de políticas públicas, la combinación de seguros paramétricos y capital social organizacional es una gran oportunidad para transformar la forma en que las comunidades enfrentan los riesgos climáticos. Esta innovación social ofrece una solución rápida y eficaz, y también promueve la sostenibilidad a largo plazo, con el apoyo adecuado. Los seguros paramétricos marcan la diferencia en la vida de miles de personas al enfrentar los impactos del cambio climático y desarrollar comunidades resilientes.
El autor es profesor en la UNED y la UTN.