Llevar una vida virtuosa es una pérdida de tiempo y de oportunidades. Una educación ética deja al hombre indefenso, a merced de los más fuertes y de los más inicuos. Después de enterarme del penúltimo robo con fuerza en una casa del Brillante , en Córdoba , y de la penúltima aberración de Sánchez , en Madrid, me arrepiento de tener una conciencia moral, que en la sociedad sanchista sólo sirve para amenizar el martirio con himnos litúrgicos. El dinero y la propiedad —ajenos, preferentemente—, el triunfo social, el poder político y la gloria analfabeta del pesebre intelectual no se merecen, se conquistan a puñetazos. Y siempre a costa de los más prudentes o de los más honrados, que viene...
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