«¿Dónde están las llaves de España?/¿Quién abrirá sus puertas?/¿Dónde guarda un pueblo sin alma/todas sus horas muertas?». Estos hermosos versos forman parte de la canción 'Luna Sefardita', en la que la que la compositora musical toledana Ana Alcaide habla en nombre de Alina, una niña que personifica la historia de los miles de sefardíes que se vieron obligados a abandonar su capital, Toledo, emprendiendo un largo viaje de exilio tras el edicto de expulsión de los judíos firmado en Granada por los Reyes Católicos en 1492 . Una bella pero triste historia llena de relatos, poemas, canciones y leyendas que durante siglos han acompañado a este pueblo errante, como la que hace referencia a las llaves de las casas que los sefardíes dejaron atrás al ser expulsados de España, llaves que algunas de esas familias han conservado de generación en generación, como un símbolo de la esperanza de volver a la tierra de sus antepasados. Parte de ese legado se guarda desde hace una semana en el cajetín número 1.447 de la cámara acorazada del Instituto Cervantes , como si de un tesoro se tratara. Entre el contenido que allí se ha depositado, gracias a una donación de la Comunidad Judía de Salónica , se encuentran los discos Canciones judeo-españolas de Salónica (1998), de David Saltiel; En la mar hay una torre (2002), del Coro de la Comunidad Israelita de Salónica, y T esoros musicales desconocidos de los judíos griegos (2022), de Mariangela Chatzistamatiou. Se han introducido también las actas de los cuatro congresos internacionales sobre la lengua judeo-española organizados por la Comunidad Israelita de Salónica; un volumen que contiene un resumen de la historia de Salónica entre 1897 y 1917; un acta de la primera asamblea de la Comunidad Judía de Salónica de 1946; una maqueta del Museo del Holocausto de la ciudad, que está en construcción, y el elemento de mayor simbolismo: un juego de llaves de casas que tenían en Toledo alguno de los judíos expulsados de la Península Ibérica por los Reyes Católicos en 1492. «Con este legado queremos manifestar en primer lugar nuestro agradecimiento por el apoyo que estamos recibiendo en Salónica, determinante en el establecimiento de una extensión del Instituto Cervantes que depende del centro de Atenas», afirma la secretaria general de la institutción, Carmen Noguero, que señala que con ello se homenajea a la cultura de Sefarad: «Debemos mucho a la herencia judía en nuestra lengua, en nuestra música, en nuestra literatura, y en general en nuestras costumbres y nuestra manera de vivir». El presidente del Consejo Central de Comunidades Judías en Grecia y de la Comunidad Judía de Salónica, David Saltiel , subraya los «estrechos lazos que han unido a la cultura sefardí con la cultura hispánica a lo largo de los siglos, así como la importancia de reconocer este valioso patrimonio». Fue el pasado martes cuando la Caja de las Letras del Instituto Cervantes abrió sus puertas para recibir toda esa herencia patrimonial que los sefardíes dejaron durante siglos en España, como se puede comprobar en Toledo, y en buena parte de Europa, como es el caso de Salónica. De hecho, según se explicó en la mesa redonda posterior al acuerdo de donación en la que participó el mismo David Saltiel, «Sefarad es el nombre bíblico con el que los judíos nombraban antiguamente a la Península Ibérica; en la actualidad, todavía se utiliza en el idioma hebreo para referirse a España». De este modo, los sefardíes fueron judíos que residieron en la Península Ibérica durante la Edad Media y que dejaron grandes aportaciones en todos los campos imaginables: las artes, la ciencia, el comercio, la lengua…, siendo la época de mayor esplendor de su paso por la región tuvo lugar entre los siglos XI y XII, cuando la convivencia entre hebreos, cristianos y musulmanes alcanzó su cota más alta. Pero, a finales del siglo XV, fueron expulsados del territorio por los Reyes Católicos y se dispersaron por toda Europa, dejando, a su paso, las huellas de su patrimonio que a partir de ahora se custodia en el Instituto Cervantes.
