Sánchez defendiendo la verdad es como aquello de Epiménides sosteniendo que todos los cretenses mienten : una paradoja con patas. Que, además, lo haga utilizando la EMFA (el reglamento Europeo sobre la libertad de Medios de Comunicación) como subterfugio para controlar a los medios, parece casi un chiste. Uno de esos de mal gusto que congela sonrisas y vacía habitaciones. La EMFA nacía, en puridad, con la intención de proteger a las democracias occidentales de derivas populistas a la vista de actitudes como las desplegadas por Viktor Orbán, en Hungría, o Jaroslaw Kaczynsky, en Polonia. Y es la propia EMFA, precisamente, la excusa de Pedro Sánchez para replicar comportamientos demasiado similares (preocupantemente similares) a los que pretende evitar. Se llama...
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