La vida real supera a la ficción. La frase, muy manida ya, alcanza sin embargo su máximo sentido en el caso de la joven policía nacional Arantxa Berradre (nombre de guerra), que durante 14 meses , entre enero de 1998 y marzo de 1999, convivió en un pequeño piso, primero en el barrio de Intxaurrondo y luego en la calle Urbieta de San Sebastián, con los etarras Kepa Etxebarria y Sergio Polo , los dos liberados del comando Donosti, ambos con delitos de sangre en su historial. En ese tiempo llevó a sus compañeros hasta la totalidad de los colaboradores de ese talde, dejó en evidencia que la tregua de ETA entonces en vigor era una trampa de la banda...
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