AUNQUE pueda ser discutible, mantengo que, ese revisionismo histórico que se apellida woke y en castellano se pudiera traducir por populismo zurdeta, en lo que atañe a lo español, nos está sentando divinamente. Uno de nuestros peores rasgos de identidad fue creer siempre mejor lo que viniera de fuera que lo propio, desde las ideas hasta las manufacturas, despreciándonos con furor siquiátrico todo lo que hicimos y seguimos haciendo a lo largo de nuestra milenaria existencia. Benito Pérez Galdós, en Zaragoza, uno de sus episodios nacionales, escribe que el destino de España «es poder vivir, como la salamandra, en el fuego». Y en el fuego de la confusión y la contradicción vivimos, dejando que sean otras manos las que nos...
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