Salou, la playa de Europa
Salou tiene poco más de 31.000
habitantes y da servicio cada año a más de dos millones de turistas.
Desde que se cerró su puerto comercial -un paraje natural incomparable- Salou se reinventó. Cambió el comercio por el turismo y creció de forma exponencial,
y muy irregular, durante años. Desde 1989, es un municipio independiente por
una sentencia del Tribunal Supremo que los segregó de Vilaseca y
desde entonces se han afanado en ser un destino turístico de calidad,
algo que no eran hasta los años 90.
En 2009, Pere Granados
llegó a la alcaldía -aunque formaba parte de la corporación como concejal desde
1995- y se empecinó en cambiar el turismo de sol y playa de baja calidad por un
turismo familiar que apostara por la sostenibilidad y el bienestar
de los salousenses y de los miles de visitantes que recalan en este municipio
limítrofe con Tarragona. La llegada de Port Aventura propició el
cambio de modelo -que incluso llevó a la demolición de esperpentos de
arquitectura en la zona costera- y la llegada de un turismo alejado del turismo
de borrachera, que diera más estabilidad en el empleo y que no fuera un
turismo estacional.
Salou es un punto de encuentro.
Conviven en el municipio muchas nacionalidades y reciben visitantes de los más diversos
lugares del mundo. Su alcalde, un apasionado de Salou, no ceja en su idea
de ampliar el escaparate público de la ciudad haciendo bandera de la
recuperación de su pasado. Una recuperación que pasa por los más de
cuarenta miradores que jalonan la ciudad en su Camino de Ronda, que
recorre de punta a punta su costa, por recuperar la historia -desde los
romanos con la Villa de Barenys hasta el medievo rehabilitando la
Torre Vella -Torre vieja- construida para protegerse de los piratas
berberiscos, pasando por los nidos de ametralladoras y cañoneras de
la guerra civil española. Primero las bases republicanas, que querían proteger
la zona de una invasión desde Mallorca, y luego las franquistas, que no se
fiaban de una invasión aliada.
La designación de Salou como
Capital de la Cultura Catalana ha dado también un impulso a la actividad
cultural y de eventos en 2025 que, como siempre, tendrá el pistoletazo
de salida en Fitur. Salou ha ido creciendo de forma constante, y
curiosamente la vivienda no es motivo de polémica, y ordenada con barrios donde
priman las zonas verdes y la calidad de vida de los residentes. Un
crecimiento que también se ha notado en la oferta turística
mayoritariamente de apartamentos y no tanto de hoteles, en la calidad
de sus campings, en una oferta deportiva que es punto de referencia
de varias selecciones europeas sub16 y sub 21, que realizan largos staff en la
ciudad gracias a las escuelas internacionales que les asisten en sus estancias
para que los chavales y las chavalas no solo se ocupen de su preparación
física -fútbol-, sino también de la mental siguiendo con sus
estudios. Sin olvidar nuevas ofertas de Beach Club y Golf y un conjunto
de actividades deportivas de ocio que hacen las delicias de niños,
jóvenes y de los no tan jóvenes.
Salou tiene sus orígenes en el
comercio, pero también en la agricultura ligada al vino. Ya los
romanos -y parece ser que los griegos- explotaban las viñas porque la tierra
y el clima lo hacían propicio. De hecho, Salou está rodeada de varias
denominaciones de origen porque la agricultura de la vid es norma desde el Baix
Penedés en el norte hasta el Priorato, el Montsant o la Terra Alta
en el centro y en el sur de la provincia. No le falta de nada, ni siquiera un
vino dulce -Vino de Misa- homologado por el Vaticano. Recuperar esta
tradición es uno de los objetivos del consistorio, que en colaboración con enólogos
de Alcalá de Henares ha recuperado las dos especies de uva de Salou
desaparecidas desde tiempos inmemoriales. La “Pampol Girat”, uva negra,
y la “Escanyagós”, uva blanca. 250 cepas ya crecen en el
municipio y se espera la llegada de otras tantas en breve.
El Paseo Marítimo no solo
es un espacio para pasear y bañarse. En el conviven mansiones modernistas y
decimonónicas con la recuperada historia que preside el monumento
a Jaume I, quien partió de Salou para conquistar las Baleares desde
donde los piratas berberiscos hacían la vida imposible a los pobladores
de la zona, junto al monumento al pescador o la Fuente Cibernética de Carles
Buhigas, autor de las famosas fuentes de colores de Montjuic, en
Barcelona.
Salou quiere ser algo más que
sol y playa, quiere ser la Playa de Europa, destino de noruegos,
suecos, ingleses, alemanes, daneses, lituanos, y un sinfín de nacionalidades,
amén de catalanes, aragoneses, vascos, riojanos y navarros que configuran un mosaico
de culturas y de diversidad que en Salou encuentran el acomodo adecuado, una
ciudad con vocación de punto de encuentro que hace de la sostenibilidad y
del bienestar su razón de ser.