Si hay una persona en el mundo capaz de ganar su segundo Balón de Oro y plantarse tres días después explicando que lo vive como “algo normal y natural”, esa es
Aitana Bonmatí. Y no lo dice de postín, expresa lo que siente. Es una chica de los suyos, de su pueblo, de un entorno a que se muestra eternamente agradecida: “Las personas necesitamos un buen entorno y yo en este sentido soy muy afortunada”, explica una
Aitana que le da “las gracias a Ribes, a mis amigos, a mi gente, a los que me ayudan día a día a ser como soy”.
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