El duelo más característico, y que es más difícil de gestionar, es la muerte. Nuestro corazón y mente reaccionan a este suceso experimentando distintas emociones como la tristeza, el enfado, la ira y la confusión. Los niños y niñas lo viven de distinta manera en función de su edad madurativa. Y aunque, puede manifestarse de manera diferente que en los adultos, con el apoyo adecuado, pueden aprender a gestionar su dolor.